Una de las afirmaciones más repetidas es la que reza, que estamos en la era de la información. Las tecnologías de la comunicación nos permiten estar informados al instante de todo cuanto ocurre en el mundo. La ideología que consumimos a través de los medios de comunicación, influye y condiciona la percepción que tenemos de las cosas.

La ‘Redemptoris Missio’, una encíclica sobre la permanente validez del mandato misionero publicada por Juan Pablo II, en su número 37, nos dice que “los medios de comunicación social han alcanzado tal importancia que para muchos son el principal instrumento, informativo y formativo, de orientación y de inspiración de los comportamientos individuales, familiares y sociales”. Esta carta enviada por un Papa a sus fieles, se ha visto plasmada en el ideario de la Cadena Cope, donde afirman que entre “sus fuentes de inspiración se encuentran el magisterio eclesial sobre las Comunicaciones sociales. Así como la COPE observará fielmente, en su letra y en su espíritu, la legislación de la Iglesia sobre el particular y asumirá los valores deontológicos de la profesión informativa” .

Carlos Herrera y el ideario de la Cope

A principios de año la radio de los obispos anunciaba que Carlos Herrera, renovaba con la cadena al menos hasta 2021. El comunicador, conduce diariamente el matinal “Herrera en Cope” y durante sus intervenciones no faltan las polémicas.

Durante los acontecimientos políticos ocurridos en Cataluña que condujeron a la puesta en marcha del artículo 155 por parte del gobierno central y a la convocatoria de elecciones, el movimiento ‘¿Parlem?, ¿hablamos?’, secundado por miles de ciudadanos de toda España, pedía  "el diálogo fraterno y la convivencia democrática". Al locutor le disgustó la iniciativa y en la editorial que dedicó al discurso del rey Felipe VI en aquellas fechas, tachó de “tontos” a aquellos que esperaban que el monarca pronunciara las “cuatro palabras mágicas” que deben de estar en toda intervención, esto es, diálogo, negociación, etc.

El líder de la formación de Podemos, Pablo Iglesias, también formó parte de la diana de los comentarios de Herrera, al que se refirió como"payaso", en primera instancia, para luego extenderse:  "payaso paniaguado de Maduro". 

Además el Observatorio Español contra la LGBTfobia (STOPLGBTFOBIA) presentó una denuncia en los Juzgados ante los comentarios insultantes y degradantes hacia la población LGBTI hechos en el programa que dirige el afamado periodista.

Las polémicas de Carlos Herrera son, en definitiva, un suma y sigue que pasan por cuestionables juicios de valor, como el que hizo junto a Joaquín Leguina, sobre la reafirmación de violación que Dylan Farrow hizo contra su padre, Woody Allen. El periodista no encontró mejor modo de mostrar su asentimiento a la declaración del político, en la que aseveraba: “nos estamos cargando la presunción de inocencia”, zanjando: “Ahora, con el nuevo moralismo que ha surgido en todo el mundo esto lo hace complicado. Allen es un señor que no ha sido sentenciado por ningún tribunal, que no ha sido condenado”. Lo sorprendente en este caso, no es la defensa del principio de presunción de inocencia, que todos defendemos, sino la poca empatía que mostraba con la presunta víctima de abusos sexuales.

Estos ejemplos, chocan de manera frontal con el ideario de la Cope. De hecho, por incumplir este ideario, se presupone que fue despedido el periodista Federico Jiménez Losantos de la cadena de los obispos.

Llegados a este punto, cabe cuestionarse si el documento que compromete a todos los trabajadores de la cadena bajo la premisa del “servicio a la verdad, con espíritu de convivencia y criterio independiente”, se cumple en el caso del polémico presentador. En el segundo de los puntos, es indudable que Herrera, no se caracteriza por motivar este valor, o al menos no la convivencia pacífica, que es la que se espera de la iglesia católica. De la misma manera que tampoco se entienden que el presentador tenga que recurrir al insulto y no sea capaz de argumentar para defender sus posturas. Según predica la jerarquía de la Iglesia, hace siglos un comunicador incómodo proclamó: “no podéis servir a Dios y al Dinero”. En el caso de Carlos Herrera, todavía no tenemos claro si la Cope lo mantiene en condición de vehículo transmisor de los valores católicos, o por el contrario, no es más que un mecanismo para obtener dinero.