“Si no aterriza en algunas mentes sucias y necias el sentido común, muy cercano está el día en el que detenerse os implemente mirar el culo de una mujer será considerado un delito”. Así arranca este lunes su columna en La Razón Alfonso Ussía, que va adelantando ya que “preparen mi celda, por favor”.

“Va a resultar que estas mujeres del nacional-feminismo retroprogre serán las vigilantes de la moral y las buenas costumbres, como si mirar un culo de mujer con formas de melocotón temprano fuera una mala costumbre”, critica el escritor.

Ussía demuestra en su columna sus años de experiencia en el análisis de la retaguardia femenina: “En la tierra hay tantas clases diferentes de culos femeninos como mujeres la habitan. Está el culo respingón y el caído, el frutal y el espigado, el discreto y el violento, el sencillo y el mágnum, el pulido y el estriado, el irresistible y el invisible, el luminoso y el apagado, el sharapovo y el culibajo, el elástico y el maderero…”.

Incluso, Ussía cuenta la anécdota de cuando escribía en el Ya, “cuando este periódico pertenecía a la Iglesia”, y se dedicó a escribir sobre el “culo” de Soledad Becerril. Entonces le cambiaron la palabra por “pompis” y el escritor montó en cólera y dejó “tan respetable y absurda publicación”. Porque “el pompis deja de serlo a los diez meses de edad. A partir de ahí se tiene culo”.

Después, Ussía hace un repaso al “culerío femenino” tanto nacional como extranjero, y cita a     Sylvie Vartan o Margot Hemingway. “Cómo no mirarlos? ¿Cómo no aplaudirlos? ¿Cómo no venerarlos?”, exhorta el articulista.

Ussía ya se ve en prisión por mirar culos y avisa: “No voy a renunciar a mirar y analizar los culos que de ahora en adelante me lleven hasta el delito. Es más, a partir de ahora la ráfaga de mirada en disimulo se convertirá en prolongada y analítica”. “Preparen mi celda, por favor. Prestos los grilletes. Me dispongo a delinquir inmediatamente”.