Quim Torra ya es presidente de la Generalitat a todos los efectos tras su toma de posesión. Ante el presidente del Parlament, Roger Torrent, y su familia, Torra ha utilizado la fórmula que Carles Puigdemont estrenó en 2016: "Prometo lealmente el cargo de presidente de la Generalitat con fidelidad al pueblo de Cataluña representado por el presidente del Parlament", ha dicho. Así, no ha hecho referencia alguna ni al Estatut ni a la Constitución.

A diferencia de sus predecesores, no ha aceptado que le fuera colocado el collar de president, que fue estrenado por Francesc Macià en 1932 y que lo han exhibido todos los antecesores en el cargo alrededor del cuello en su toma de posesión. No obstante, el medallón ha estado presente encima de un cojín a un lado de la mesa.

Torra tampoco ha hecho un discurso, como siempe había sido habitual.

El acto ha sido tan austero en el Salón Virgen de Montserrat, antesala del despacho presidencial, que tan solo ha durado tres minutos y treinta y seis segundos. Sólo ha accedido, además de la familia de Torra, una cámara de TV3 y un fotógrafo de ACN, la agencia de noticias pública catalana.

El balcón del Palau de la Generalitat estaba adornado por un tapiz y una bandera catalana, como en el resto de tomas de posesiones. Los Mossos d'Esquadra vestían el uniforme de gala y el público en la plaza Sant Jaume era de turistas y algún despistado con la bandera independentista.

El Gobierno español no ha asistido y ha criticado el ceremonial. Torra habría exigido que la representación institucional fuera de segundo nivel. Hubiera sido la primera ocasión, pues siempre ha habido un ministro en la toma de posesión del president. Incluso con Josep Tarradellas estuvo presente Adolfo Suárez, entonces presidente del Gobierno.