El diputado Joan Tardà suele ir unos pasos por delante de la dirección de ERC. Lo hizo después de las elecciones del 21-D, al abrir la caja de la rectificación, estableciendo el error de cálculo frente a la fuerza del estado como una de las causas del fracaso global de octubre-2017; luego, en la campaña electoral apuntó al gobierno de izquierdas como alternativa a seguir con el frente común independentista y ahora ha vuelto a plantear el acercamiento a Comuns y PSC. La diferencia no está en lo que dice sino en el momento en que lo dice.

Tardà insiste en una idea muy del agrado de Xavier Domènech y los Comuns, pero no tanto del PSC

Su artículo de El Periódico ("Ni astucias ni huida hacia adelante; ahora toca ser más")  se publica cuando el peso político de la secretaria general de ERC, Marta Rovira, está en entredicho por su criticada estrategia electoral. Y justo cuando la CUP se desmarca de la candidatura de Jordi Sánchez por responder a una visión autonomista, para los antisistema un régimen fenecido. La resistencia de Puigdemont y Comín a renunciar al acta de diputado, y la improbable autorización para delegar el voto, sitúan la investidura de Sánchez en punto muerto. En esta circunstancia, Tardà insiste en una idea muy del agrado de Xavier Domènech y los Comuns, pero no tanto del PSC, que solo ve buenas palabras y poca voluntad de un cambio de rumbo de ERC en estas invitaciones. 

Marta Rovira reaccionó de inmediato al artículo enviando a sus diputados la interpretación oficial del mismo: no se habla de investiduras si no de la formación de mayorías inapelables, es una mirada de largo alcance que choca con el cortoplacismo de muchos. En realidad, Tardà presenta una enmienda a la totalidad a la estrategia seguida, pone el dedo en la llaga del peligro a repetir fórmulas ya fracasadas, sin embargo, no puede responder todavía a la cuestión central: para qué objetivo se busca dicha mayoría inapelable. Si es para conseguir la independencia por cualquier vía, el PSC queda descartado por decisión propia y una parte de los Comuns también. Si es para esto, la oferta de colaboración es un brindis al sol.

Sin la docena de diputados neoconvergentes apoyando activamente desde sus escaños no habría mayoría gubernamental para este tripartito

Si es para recuperar el gobierno efectivo de la Generalitat y superar el 155, a los socialistas catalanes aún les falta por pronunciar las frases de condena a la intervención propiciada por el 155 y apoyada por el PSOE. De todas maneras, la viabilidad de este gobierno de izquierdas depende de JxC, mejor dicho, de la ruptura del grupo presidido por Puigdemont y de la adscripción de los diputados fieles al PDeCAT a esta nueva mayoría. Sin la docena de diputados neoconvergentes apoyando activamente desde sus escaños no habría mayoría gubernamental para este tripartito. Una maniobra muy complicada que sería tachada de inmediato como una traición a las esencias por los legitimistas despechados por la marginación de Puigdemont y por los puristas de la desobediencia.

La idea del diputado Tardà parece pues una prospección a largo plazo para romper el bloqueo político y la división social creada por el Procés y la respuesta policial y judicial por parte del estado. Una reagrupación emocional del catalanismo progresista para ver qué puede salir del reencuentro, sabiendo que la aritmética actual deja poco margen a la esperanza, y que la dificultad para la definición de un horizonte compartible por una asociación transversal de fuerzas políticas es mayúscula, dados los precedentes y la beligerancia política e incluso personal existente entre los dos bloques instaurados en Cataluña. Y aun así, está por ver si el diálogo entre partidos sería un método eficiente sin la participación de la ANC o la nueva plataforma Catalunya i Futur que prepara un congreso para diseñar un nuevo país con o sin estado propio.

La repetición de las elecciones o el abandono del escaño por parte de Puigdemont y Comín para intentar la improbable investidura de Jordi Sánchez y seguir después con otras propuestas más realistas se presentan como la disyuntiva más firme en estas circunstancias. , o lo mínimamente sensibles a las urgencias del país, para escuchar a Tardà, reflexionar conjuntamente y afrontar la elaboración de un programa realista para Cataluña.