Antonio Baños no traga
Los cálculos de Mas, a quien los suyos apodan “el astuto”, no están saliendo como pretendía. Acostumbrado a comprar voluntades, se ha encontrado con una china en su zapato: Antonio Baños, líder de las CUP. De investir a Mas como próximo presidente, ni hablar. Los motivos son claros: no desean a alguien vinculado con la corrupción ni con los recortes sociales.

Mas ha sacado todo su arsenal retórico-épico: ha apelado al sentido de la responsabilidad de las CUP, al momento histórico, a la oportunidad de conseguir la independencia. Baños, que sí que quiere una república catalana de izquierdas y no se fía ni de Mas ni de la derecha nacionalista, le ha dicho que no por activa y por pasiva.

Ante una situación nueva para los convergentes, éstos han pasado al ataque. Ha empezado lo que denominan con un cierto tono cínico “la subasta del peix”,  la subasta del pescado, en alusión a lo que pasa en las lonjas cuando llega el pescado fresco. Aparte de ofrecer la presidencia del parlamento catalán a las CUP, Mas les daría un par de consejerías, un pacto de legislatura que les convertiría en su único interlocutor y una presencia intensa en los medios controlados por CDC, léase TV3 y Catalunya Ràdio. A ésto último, Baños habría respondido indignado, aduciendo que debía acabarse de una vez el control de la televisión y la radio pública por parte de Mas y de Convergencia.

Entrar en el gobierno tampoco forma parte del mandato de Baños. No quieren tener nada que ver, insisten, con aquellos que han hecho de la Generalitat un negocio privado. A pesar de que la última oferta podría consistir en nada menos que una vicepresidencia en un gobierno de “unidad nacional” presidido por Mas e integrado por convergentes, gente de Esquerra y candidatos independientes de perfil izquierdista, las CUP se han vuelto a negar.

Según un colaborador muy cercano a Mas, éste se halla perplejo. Pensaba sacar rédito político de su reciente imputación, que se sabía iba a producirse después de las elecciones. Personas próximas al president como Pilar Rahola ya han empezado a difundir por las redes sociales imágenes de Mas comparándolo con el presidente Lluís Companys, fusilado por Franco en lo que es una enormidad histórica tremenda. La estrategia se basa en presentar a Mas como una víctima de España y cohesionar a su alrededor a la máxima cantidad de gente posible. Pero ni así se ha ablandado la actitud de las CUP que, ellos mismos lo dicen, está recibiendo presiones muy fuertes.

La guerra de las amenazas
Conscientes de que no va a ser fácil comprar a Baños, se ha empezado a trabajar en el terreno de las amenazas. Hay quien especula con emplear los dossiers acerca de la fundación de las CUP, misteriosamente desaparecidos de los ficheros de los Mossos d’Esquadra. Las presuntas vinculaciones de dicha formación con movimientos vascos serían, siempre presuntamente, un elemento clave para que Baños se decidiera a apoyar con sus votos al líder de Junts pel Sí.

Otro método posible es desprestigiar a las CUP mediante la propagación de consignas que la presenten como traidores al proceso, e incluso ofrecer datos de las vidas privadas de sus máximos dirigentes. Ante tales hipótesis, el núcleo duro de la CUP ha reaccionado haciendo piña y diciendo que están dispuestos a una guerra sucia, porque a ellos no podrán sacarles trapos sucios en materia de corrupción, a diferencia de Convergencia.

Todo eso ha envenenado lo que debía ser, según Mas, una victoria total del soberanismo. Ni los supuestos aliados lo quieren ni en los sectores más serios de CDC ven con buenos ojos éste tipo de negociaciones, a las que no consideran propias de un partido político serio. Eso, aparte de que una alianza con los radicales cupaires no les parece lo mejor. Recordemos que el nacionalismo catalán es de derechas y que ve con preocupación todo intento de cambiar el orden social. “Hemos de cambiar de caballo o perderemos la carrera”, decía ésta misma mañana un alto dirigente de convergencia. Así pues, con la CUP en contra y con cada vez más oposición interna, Mas se encuentra más aislado que nunca.

Se rumorea que está sondeando a personalidades del PSC e incluso de Catalunya Sí que es Pot para lograr, cuanto menos, salir elegido presidente. Caso de confirmarse, sería un error por parte de ambas formaciones aceptar una invitación como ésa. Mas está gastando sus últimos cartuchos. Todo el lío que ha organizado para salvar al nacionalismo convergente es como una escopeta que tiene un taco en la boca del cañón. El tiro puede salirle por la culata.