La cárcel no debe ser para nada un sitio agradable, ni tampoco se espera que lo sea, así que cualquier que pase por allí debe de estar incómodo, como poco, y más si te reciben al grito de “viva España” cuando eres un independentista acérrimo. Este es el caso de Jordi Sànchez, presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) que junto a su tocayo Jordi Cuixart, presidente de Òmnium, fueron enviados a prisión el pasado lunes.

Los ‘Jordis’ no fueron precisamente bien recibidos en la cárcel de Soto del Real (Madrid), donde también se encuentran otras caras conocidas como Ignacio González, y Sàchez ya ha pedido a la dirección de la penitenciaría un cambio de módulo, alegando motivos de seguridad después de que la primera noche que pasó en prisión otros reclusos le increpasen y le gritasen “viva España”.

Al principio, el líder de ANC le pidió a un funcionario de la prisión que le cambiaran a otro módulo, si bien el trabajador de la prisión le ha explicado que en el que se encuentra no hay problemas para su seguridad y, por tanto, no hay motivos para trasladarle a otra zona.

Aunque en un principio compartieron módulo, ambos internos se encuentran separados: uno de ellos está en el módulo 1 y el otro en el 4, y alejados de los presos más famosos como Jordi Pujol Ferrusola, Ignacio González y Gerardo Díaz Ferrán, que se encuentran en otros módulos, como el 8 y el 10.

Cuixart y Sànchez permanecen recluidos en módulos muy tranquilos, con presos primarios, es decir que delinquen por primera vez, con algunos de edad más avanzada o con internos en segundo grado. A ninguno se le ha aplicado el protocolo de prevención de suicidio y a los dos se les sometió a los trámites habituales que se llevan a cabo para el ingreso en prisión.