Este lunes 11 de diciembre era el día marcado en rojo en el calendario. El día en que técnicos de Patrimonio del Gobierno de Aragón, custodiados por la Guardia Civil, debían presentarse en el Museo de Lleida a fin de trasladas los bienes de Sijena para devolverlos al Monasterio. 44 piezas que, por orden judicial, debían ser desvueltas “por la fuerza” si fuera necesario. Los bienes artísticos, por motivos de litigios, ya son muy conocidos. ¿Pero qué sabemos del Monasterio del que salieron?

El nombre oficial es Real Monasterio de Santa María de Sijena (o Sigena o Sixena), y se sitúan en el término municipal de Villanueva de Sijena, en Monegros, Huesca; a caballo entre Lleida y Zaragoza. De la ciudada catalana la separan 77 kilómetros, de la capital aragonesa, 95 (aproximadamente).

La reina consorte de Alfonso II de Aragón, Sancha de Castilla, fue quien ordenó construir el Monasterio, que comenzó a erigirse en torno a 1183 (en 1188 fue consagrado). Albergaba a monjas y frailes, y estaba destinado, principalmente, a religiosas hospitalarias.

El Monasterio albergaba gran cantidad de pinturas, murales, obras de arte, mobiliario… Pero parte del patrimonio se perdió como consecuencia de la Guerra Civil. De hecho, este punto es la génesis del conflicto. Ya que parte de esas obras fueron trasladadas al Museo Nacional de Arte de Cataluña para evitar su destrucción.

En cuanto a Villanueva de Sijena , la localidad donde se sitúa el Monasterio, cabe destacar que se trata de un lugar pequeño pero acogedor. Tiene una extensión de 146,37 km² y apenas unos 500 habitantes.