Oficialmente es Centro Penitenciario de Madrid VII, pero se le conoce por cárcel de Estremera, la localidad en la que radica esta prisión a la que han sido enviados el que hasta hace unos días era el Govern de Cataluña, o buena parte de él, con el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, a la cabeza. Una penitenciaria que alcanzó fama de manera reciente cuando la persona que la inauguró como consejero de Justicia madrileño, Francisco Granados, ingresó como medida provisional tras su detención por la trama Púnica.

No es una cárcel tranquila, como relata El País, pues acumla en los últimos seis años el mayor número de agresiones a funcionario de prisiones de toda España, hasta llegar a los 124. Este miércoles se registró, en el módulo 2, una pelea entre preso en el patio. Ayer, día de ingreso de Junqueras, otras dos.

Además de Granados, la cárcel de Estremera ha tenido otros presos conocidos, como Torbe, el llamado rey del porno; Luis Pineda, presidente de Ausbanc a la espera de juicio; o Sergio Morate, ahora ante un tribunal bajo la acusación de asesinar a dos chicas en Cuenca. Una lista mediática a la que se añaden desde ayer los siete exconsellers masculinos del Govern cesado de Carles Puigdemont.

Una celda de Estremera (20 Minutos)

El primero en llegar fue Oriol Junqueras, junto a Joaquim Forn, exconseller de Interior, a quienes se les asignó esta cárcel desde el principio, mientas que los otros consellers eran repartidos por varias cárceles de Madrid, pero en el último momento la jueza Carmen Lamela cambió de decisión para evitar la dispersión y no complicar la labor de las defensa. Al llegar, Junqueras pasó por el trámite de la fotografía y la toma de huellas. Fue “muy correcto” explican al citado diario desde la cárcel. En cambio, el que tuviera a su cargo a los Mossos d’Esquadra se mostró “más altivo”. Después llegaron Raúl Romeva, Jordi Turull, Josep Rull, Carles Mundó y Santi Vila, mientras que las dos exconsejeras se fueron a Meco, la cárcel de mujeres de Alcalá de Henares.

Las primeras horas de los consellers en Estremera han sido en el módulo de ingresos, un espacio que acaba de ser reformado para arreglar los socavones que surgieron al poco de su estreno. El director de la prisión acudió en la noche del jueves a revisar en persona las celdas asignadas, en las que han dormido de dos para que entre ellos eviten las autolesiones. Y se ha dado orden a los funcionarios de vigilar las fotografías para que no se filtren, hasta el punto de que en las fichas hay un espacio en negro donde deberían estar sus retratos.

Este módulo de ingreso tiene dos plantas de celdas, cada una con un ala corta y otra larga. La corta de la segunda planta está reservada para presos de confianza, mientas que en la de la primera planta están los presos en aislamiento. Lo normal es que el ala larga se destine para los nuevos presos y los exconsellers pueden ver desde las ventanas de sus celdas los patios de los módulos 1 y 2, desde donde les llegan los gritos y conversaciones de otros reclusos.

Los lujos son escasos: hay una piscina que no se usa desde hace años. Y si quieren tener televisión en sus celdas, tendrán que pagarlas con el peculio, la hucha de los presos que está limitada a un gasto de 100 euros mensuales a través de una tarjeta monedero que recargan los familiares.