Los primeros síntomas de deshielo dejan entrever la existencia de una ruta por donde navegar hacia el rearme autonómico de la Generalitat, maltrecha por el 155 y por los largos meses de desinterés de Puigdemont por las cosas de este mundo. El anuncio del levantamiento del control previo de los pagos del gobierno catalán por parte del ministerio de Hacienda, la confirmación de una inminente reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra, además de la entrevista entre Torra y Miquel Iceta, han inaugurado una etapa de distensión limitada al reino de la Constitución.

El PSC puede ser el gran beneficiado de este deshielo controlado iniciado por el nuevo gobierno del PSOE que puede abarcar diferentes medidas de contenido competencial autonómico, como la revisión de las leyes impugnadas ante el Tribunal Constitucional por el PP que no hayan sido suspendidas o las diferentes reclamaciones financieras y de inversión que vienen de lejos. Siempre con “la Constitución en la mano y preocupados por la integridad territorial”, tal como advirtió Isabel Celaá, la nueva portavoz del gobierno y ministra de Educación.

El horizonte que contempla una reunión Sánchez-Torra en el marco de una ronda de entrevistas del presidente del gobierno con todos los presidentes autonómicos le va a saber a poco a Puigdemont y sus seguidores. El ex presidente, entrevistado en RAC1, mantuvo que “Cataluña ya es independiente” y que el objetivo es obtener “una organización bilateral con el gobierno español” antes de octubre, para acabar reclamando de nuevo la celebración de un referéndum teóricamente ya celebrado cuando en su opinión se declaró la independencia. El gobierno recién instalado en la Generalitat es bastante más moderado, de momento.

El papel de Miquel Iceta en este ir y venir de contradicciones será clave para evitar que la temperatura se hunda de nuevo y se cierren las vías abiertas

El papel de Miquel Iceta en este ir y venir de contradicciones será clave para evitar que la temperatura se hunda de nuevo y se cierren las vías abiertas, tal vez provisionalmente. El PSC ha soportado estoicamente el acoso de los hooligans del independentismo durante estos últimos años y la presión de Ciudadanos en su intransigencia. No parece que Inés Arrimadas vaya a cambiar de discurso a corto plazo, según se interpreta de su negativa a acudir al Palau de la Generalitat por no querer pasar por debajo de una pancarta en la que se reclama la libertad de los dirigentes encarcelados preventivamente.

El hábitat natural del PSC es la negociación propia del catalanismo político e Iceta no va dejar pasar la ocasión de retomar la centralidad perdida hace años, cuando se apeó de la mayoría parlamentaria que defendía el derecho a decidir. Iceta le birló el turno a la jefa de la oposición en el Parlament y acudió a la reunión con Quim Torra para insistir en que el camino pasa por la recuperación de la capacidad de autogobierno y por concentrar las fuerzas en las políticas sociales, ofreciendo su colaboración en este campo; aprovechando para repetir su conocido mensaje de que nada hay que negociar fuera de la ley, desde hace una semana, también doctrina oficial del gobierno Sánchez.

En la perspectiva de que puedan producirse más adelante movimientos serios y sinceros por ambas partes, destinados a remover realmente el fundamento del conflicto, el PSC ha aplaudido la fórmula propuesta por el Círculo de Economía, cuya baza esencial es aprovechar el carácter de libre decisión de los catalanes implícito en el referéndum constitucional del Estatuto para desencallar la cuestión y pensar en un nuevo estatuto-constitución que pueda dar satisfacción a una mayoría de catalanes sin romper con la unidad de España.

Este primer impacto positivo de los cambios acaecidos en Madrid podría ser pasajero porque el legitimismo perdió la batalla de la abstención en la moción de censura y va a intentar desbaratar cualquier proceso de reactivación autonómica que margine al republicanismo a la mera gesticulación. Los socialistas, los catalanes y los de Ferraz, deberían ser los primeros interesados en mantener el deshielo a toda costa, porque para sus aspiraciones electorales, el éxito en Cataluña es indispensable para obtener una mayoría en el Congreso. Ello requerirá un esfuerzo ingente para no dejarse llevar por el discurso de la caverna españolista que solo ve en Cataluña a un territorio indómito merecedor de un castigo ejemplar.