Quim Torra se someterá a su primera sesión de investidura la mañana del sábado 12 de mayo. Habrán pasado casi cinco meses desde que los catalanes otorgaron una mayoría independentista en el Parlament en las elecciones del 21D. Todo indica que Torra necesitará una segunda vuelta el lunes para ser investido como el 131 presidente de la Generalitat y suceder a Carles Puigdemont. El pacto de Berlín, ciudad en la que vive Puigdemont y a la que Torra acudió para ser ungido, establece que el presidente de la Generalitat no podrá utilizar el despacho del presidente de la Generalitat, por lo que deberá trasladar sus oficinas a otra zona menos noble del Palacio de la Generalitat. Puigdemont se reserva el uso, aunque viva en Berlín.

El candidato precisará de los votos independentistas de su grupo, JxCat y ERC. Juntos suman 66, a dos de la mayoría absoluta. Para ERC, es el candidato de JxCat y lo aceptan acríticamente. No obstante, la tercera pata del separatismo, la CUP, mantiene que se abstendrán, diversas voces del partido anticapitalista piden un voto contrario. Si así fuera, los cuatro escaños de la CUP podrían hacer descarrilar la investidura de Torra. No obstante, lo natural sería que la CUP mantuviera la abstención, que era el sentir mayoritario de la organización. Además, Torra mantiene buena sintonía política con los principales dirigentes anticapitalistas. No obstante, la CUP ha convocado a su dirección para el domingo para decidir si mantiene la abstención o bien vota negativamente. En la segunda opción, Torra no saldría elegido.

En cambio, su nominación ha sido criticada por el resto de partidos de la oposición. Ni Ciudadanos, ni PSC, ni Comú-Podem ni PP consideran que el perfil de Torra sea el adecuado para dirigir la nueva etapa en Cataluña.

Quim Torra es de formas amables, pero intransigente, según aseguran personas que lo conocen bien. Con la entrada de Convergència en la alcaldía de Barcelona en 2011, Quim Torra se vinculó a la administración de Xavier Trias: primero como gerente de Foment de Ciutat Vella, para después destacar como máximo responsable del espacio museístico del Born, dónde puso en marcha una loa a la lucha de "Cataluña contra España" aprovechando los fastos del tricentenario del 1714, cuando el primer rey Borbón, Felipe V, ganó la guerra a su pariente Carlos de Austria por el Reino de España.

En aquella exposición se daba la paradoja de que los soldados borbones (los malos) iban vestidos de blanco, mientras que los austracistas (los buenos) iban de azul y grana, tal y como si se tratase de un clásico Barça-Madrid 200 años antes.

Con la entrada de Ada Colau, Torra perdió su puesto de trabajo de confianza. Como vicepresidente de Òmnium sustituyó a Muriel Casals cuando ésta ocupó un escaño en el Parlament en la lista de Junts pel Sí. No obstante, Jordi Cuixart fue el elegido para pilotar la etapa post Muriel Casals. Ahora, Cuixart se enuentra encarcelado en Soto del Real acusado de rebelión y Torra pasó a formar parte del círculo de confianza de Puigdemont que lo aupó a su lista. Tras la negativa de otras personas a asumir las condiciones impuestas por Puigdemont, Torra dio el paso al frente y aceptó ser el candidato a president.

Todo indica que seguirá la senda marcada por su antecesor, pero Puigdemont también debía hacerlo con Artur Mas y al final decidió caminar en solitario.

Ahora, si el lunes es investido, Torra entrará al Palau de la Generalitat y desde un despacho deberá firmar los decretos de nombramiento de su Gobierno, un ejectutivo que los partidos habrán acordado a sus espaldas. Se repite, otra vez, lo que pasó cuando Puigdemont asumió un cargo con unos colaboradores que le fueron dados. Puigdemont, entonces, ni se hablaba con su vicepresidente, Oriol Junqueras. Los entonces nacionalistas de Convergència habían criticado duramente en 2003 que PSC, ERC e Iniciativa acordaran los nombres de los consellers a espaldas de Pasqual Maragall en el primer tripartito. Ahora, son ellos los que lo hacen. Incluso Joan Tardà ya ha explicado que dos de sus diputadas (Ester Capella y Teresa Jordà) en el Congreso dejarán el escaño para formar parte de este nuevo Govern, que debería tomar posesión durante la próxima semana. Será entonces cuando dejará de aplicarse el 155.