La carrera a las elecciones municipales de mayo de 2019 ya ha empezado. Jaume Collboni ya ha sido elegido formalmente candidato del PSC a la Alcaldía de Barcelona y en su discurso se ha mostrado como la garantía de progreso, frente a las promesas fallidas de cambio de Ada Colau.

Sin oposición en las primarias, a diferencia de 2014 cuando Collboni se impuso a otros cuatro candidatos, el dirigente del PSC ha asegurado que un buen alcalde debe tener "Barcelona a la cabeza y todos los barceloneses en el corazón".

Collboni ha aprovechado para hacer su primer compromiso: si es alcalde de Barcelona ha prometido construir 1.000 viviendas sociales de alquiler al año, la misma cifra del mandato de Jordi Hereu, de quién Collboni se ha mostrado ferviente seguidor, del mismo modo de los alcaldes socialistas que lo han precedido: Narciso Serra, Pasqual Maragall, Joan Clos y el citado Hereu. Para Collboni, los cuatro son "fuente de inspiración" y se ha propuesto "devolver la autoestima a los barceloneses" que provoque un "renacimiento de ciudad". "Yo quiero una ciudad para vivir, una ciudad de oportunidades, una ciudad abierta", ha asegurado ante el consejo de federación del PSC de Barcelona y de Miquel Iceta.

El primer secretario del PSC, por su parte, también ha criticado la "inactividad" de los Comunes y ha manifestado de la necesidad de que Barcelona "tenga un gobierno sólido y progresista". Tanto Iceta como Collboni han reprochado a Colau que haya supeditado la ciudad al proceso independentista.

El alcaldable ha hecho un llamamiento a tres colectivos para que el mayo del 2019 voten la lista del PSC: los desencantados con Colau, a quienes votaron Ciutadans pensando que era un partido de izquierdas y a los catalanistas no independentistas. Collboni ha ofrecido el PSC cono el aglutinador de estos colectivos por lo que se propone recuperar voto socialista que el 2015 vio a Colau como la garantía de izquierdas; el voto a Cs que ha confiado que el partido de Albert Rivera ("quién apoya a Cifuentes") garantía que Cataluña no se independizara y, finalmente, a todo el votante de la Convergencia original no independentista. Collboni tiene un año para convencer a los barceloneses que la suya es la mejor apuesta para liderar Barcelona en Cataluña, en España, en Europa y devolver el cosmopolitismo a la capital catalana.