Oriol Junqueras ha entrado en acción desde la cárcel de Entremera para presionar abiertamente a Carles Puigdemont, quien, desde Bruselas, se resiste a aceptar lo que para su vicepresidente es una obviedad: el Estado no permitirá la investidura de un diputado huido. El líder de ERC, en sus declaraciones a Tele 5, le señala el camino a seguir a Puigdemont afirmando la predisposición a renunciar a su acta de diputado. “Siempre he estado dispuesto a todas las renuncias en beneficio del proyecto colectivo”, asegura Junqueras.

Las declaraciones del presidente de ERC coinciden con una ofensiva generalizada para reclamar la urgencia de la formación de un gobierno de la Generalitat para eludir el control del Estado ejercido gracias al artículo 155, dejando al margen la teoría legitimista de Puigdemont por imposible. Hay cierta unanimidad en fijar como prioridad la recuperación del gobierno catalán, desde los republicanos a la oposición parlamentaria en su conjunto, incluidos los Comunes, pasando por la gran patronal de Foment del Treball, la Cambra de Comerç de Barcelona o el Cercle d’Economia.

La ANC se manifiesta como el único apoyo a la investidura de Puigdemont defendida a capa y espada por JxC, exigiendo a los diputados independentistas que corran con los riesgos penales necesarios para una proclamación presidencial en ausencia, negada por el Tribunal Constitucional. La entidad anuncia una movilización valiente en favor de esta investidura, algo que no hizo para defender a la república, cuya proclamación ya niega incluso Carme Forcadell.

De momento, Junqueras ha evitado dirigirse públicamente y personalmente a Puigdemont instándole a renunciar a sus pretensiones, una baza que probablemente se guarda para el último instante, de persistir el grupo parlamentario de JxC en su negativa a aceptar la realidad asumida desde hace días por ERC. La sugerencia de la candidatura de Marta Rovira a la investidura, una opción que ya se formuló al inicio de la campaña electoral del 21-D, más bien parece un movimiento dirigido a impedir la candidatura de la legitimista Elsa Artadi, demasiado predispuesta a juicio de los republicanos a aceptar una presidencia sometida al criterio del presidente simbólico de Bruselas. También debería interpretarse como un gesto de confianza hacia Rovira, internamente cuestionada por algunos dirigentes por su débil liderazgo en ausencia de Junqueras.

JxC quiere un Puigdemont presidente-presidente y ERC no quiere correr ningún riesgo para hacer feliz a Puigdemont

A falta de la interpelación patriótica final a Puigdemont por parte de Junqueras, lo que sí está haciendo ERC, con ocasión de los cien días de prisión preventiva de su líder y de Joaquim Forn, es poner de manifiesto el contraste entre la responsabilidad asumida por los encarcelados y la insensibilidad exhibida por el ex presidente de la Generalitat ante dicha injusticia. Y lo hace de una manera mucho menos sutil de la empleada hasta ahora, lo que permite pensar en un desenlace próximo al desencuentro clamoroso entre unos y otros acerca del futuro de Puigdemont y en la existencia de un plan de presión gradual de los republicanos para obtener la renuncia de Puigdemont sin caer en el campo de minas de la acusación por traición.

Tras unos días de aparente aproximación en base a una combinación de la simbología y el pragmatismo para salir del atolladero, durante el fin de semana, cada uno ha retrocedido a las posiciones iniciales. JxC quiere un Puigdemont presidente-presidente y ERC no quiere correr ningún riesgo para hacer feliz a Puigdemont. El distanciamiento de las fuerzas independentistas se ha visto subrayado por JxC al presentar una proposición para modificar la ley de Presidencia en el sentido de permitir una investidura en ausencia, a lo que ERC respondió negando cualquier posibilidad de aceptar ninguna iniciativa que no responda a un pacto global sin amenazas penales: investidura real, composición del gobierno y programa.

En estas circunstancias, de intercambio de golpes políticos, quedan por conocer las decisiones judiciales y sus probables consecuencias tras las inminentes comparecencias ante el Tribunal Supremo de las supuestas integrantes del comité de dirección del Procès, Mireia Boya (CUP) Marta Pascal (PDeCAT), Marta Rovira (ERC) y Anna Gabriel (CUP). Empiezan esta semana, justo cuando el juez que investiga el 1-O ha comunicado a sus investigados el añadido del delito de rebelión a los cargos contemplados, lo que podría acabar en un reagrupamiento de la causa en el TS. Los primeros en comparecer en el juzgado de instrucción número 13 con el nuevo panorama penal serán el juez Santi Vidal y el ex vicepresidente del Tribunal Constitucional, Carles Viver Pi-Sunyer. También esta semana, se inician las declaraciones de los denunciantes por las agresiones sufridas el 1-O por parte de la policía.