En los primeros meses de su exilio a Bélgica, el dirigente de Junts Carles Puigdemont se alojó en la suit de un hotel en Bruselas, pero poco después y decidió mudarse a una espaciosa villa en la localidad de Waterloo. Una casa que fue rebautizada como 'La Casa de la República Catalana' y designada como residencia oficial del expresidente de la Generalitat.

Según publicó en su día el diario local L’Echo, el contrato de alquiler que paga Puigdemont por residir en el inmueble ascendía hace unos años hasta los 4.400 euros al mes, y podría ser bastante más alto en la actualidad. Dicho contrato se firmó con el empresario amigo de Puigdemont, el empresario Josep María Matamala Alsina. 

La villa alquilada cuenta con más de 550 metros cuadrados incluidos 6 dormitorios, 3 baños con sauna, cocina totalmente equipada, garaje para 4 coches y una terraza de 100 m² con vistas. En su página web oficial se puede leer lo siguiente: 

"La Casa de la República es la residencia privada del 130º presidente de la Generalitat en el exilio, Carles Puigdemont, a la espera de su regreso a casa, en Cataluña. La Casa de la República catalana se ha convertido en un espacio de reuniones y pensamiento, de debate de propuestas y de recepción de visitas, llevando a cabo actividades que pretenden ayudar a la creación de un marco de trabajo para encarar una nueva etapa del proceso de consecución de la independencia de Cataluña. Regularmente, el Consejo de Gobierno del Consejo por la República, del que son miembros los también exiliados consejeros Comín (vicepresidente del Consejo), Ponsatí y Puig, se reúne en la Casa de la República, convirtiéndose así en el referente político de construcción de la República Catalana por el hecho de que puede trabajar alejado de la represión organizada por el Estado español en Cataluña".

Regreso de Puigdemont al tablero político

Puigdemont se ha convertido, a la luz del escenario que dejaron las elecciones generales del 23 de julio, en una de las personalidades políticas del momento. ¿El motivo? Las urnas le dieron 7 escaños a Junts que podrían ser clave para sacar adelante la investidura de cualquiera de los dos candidatos a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez o Alberto Núñez Feijóo.

Desde el PSOE, la postura ha sido prudente, y han asegurado que se tomarán su tiempo para buscar las aritméticas que hagan posible la reválida del Ejecutivo progresista. Desde el PP, las cosas han sido bien distintas. Antes de que los de Feijóo sumaran un escaño más por el recuento del voto CERA (Censo Electoral de Residentes Ausentes), la postura de los 'populares' fue acusar a Sánchez de querer ser investido con el apoyo de un partido que no respeta la Constitución y que tiene en sus filas a varios prófugos de la justicia. Sin embargo, al verse más cerca de la investidura con ese diputado adicional, el PP dio un volantazo y pasó a no descartar las conversaciones con Junts para lograr su abstención, cambiando por completo el diálogo ahora que el panorama les beneficia.

Por su parte, Puigdemont, a través de un larguísimo tuit, sostuvo que “el chantaje político” no hará que Junts vote a favor de una hipotética investidura del presidente del Gobierno en funciones y candidato del PSOE a la Presidencia, Pedro Sánchez. Así, ha señalado que tras este recuento, solamente existen tres alternativas: "O Junts vota a favor, o el PSOE facilita la investidura de Feijóo (o la del candidato que los populares propongan, o nos dirigimos a nuevas elecciones".

"El actual presidente del Gobierno y candidato socialista para la reelección solo podrá ser elegido si obtiene el voto afirmativo de una amplia coalición, incluidos los 7 votos de Junts", argumentó, resaltando que si "hace seis días, los resultados electorales” ya situaron “en el centro de la conversación” a los neoconvergentes, tras el recuento provisional del voto CERA está posición “se ha vuelto aún más relevante”.

En este sentido, cabe recordar que dado que el PSOE ha perdido un escaño –en detrimento del PP que pasa de 136 representantes a 137-, la abstención de Junts no sería suficiente para investir a Sánchez, sino que necesitaría negociar y obtener el apoyo explícito de los nacionalistas catalanes.

“No ha pasado tiempo suficiente”, reflexionó Puigdemont, “para saber qué acabarán haciendo los dos grandes partidos españoles —el que ha perdido ganando, y el que ha ganado perdiendo—, en alusión a PSOE y PP, respectivamente, y que “en similares circunstancias” ambas formaciones “prefirieron repetir las elecciones”.