Aquello que se prometía como un baño de masas universitarias a favor de la independencia de Cataluña se ha convertido en una crítica contra el proceso. Carles Puigdemont ha dejado Bélgica por un par de días para viajar a Copenhague. La facultad de Políticas de la universidad a la capital danesa había organizado un debate bajo el título Cataluña y Europa, el cruce de la democracia.

La presencia del líder de Junts per Catalunya había creado expectativa. Unas 300 personas, entre alumnos y periodistas, han llenado el aula. Pero Puigdemont no se esperaba las duras preguntas de la profesora Marlene Wind, experta en Europa. Ella ha avisado nada más empezar a hablar: "Coja papel y bolígrafo y apunte", le ha dicho de forma imperativa. Y ha soltado una batería de cuestiones que Puigdemont iba encajando y que al final le ha provocado una sonrisa nerviosa. No se lo esperaba. Entre otras cosas, la profesora danesa le ha preguntado: "¿Le gustaría que en Europa hubiera 200 o 300 naciones con una sola identidad? ¿Cree que esta es la solución en el siglo XXI? ¿Cataluña es la región más rica de España y España es el país más descentralizado de Europa, más incluso que Alemania: se quieren sacar los pobres de sobre? ¿De dónde le viene este ansia separatista? ¿La democracia es sólo votar o también respetar la ley? ¿A quién beneficia que en Europa haya más estados independientes? Creo que a Vladímir Putin". Wind también le ha recordado a Puigdemont que sólo será recibido por políticos de pequeñas formaciones danesas, pero que no se verá, mañana martes, con ningún responsable gubernamental.

Puigdemont sólo ha respondido parcialmente a las preguntas reiterando que España no es una democracia porque se mantiene presente la alargada sombra del dictador Franco. A la vez, ha defendido la vía del diálogo con España para encontrar una solución política a las demandas de los independentistas catalanes. Para él, es culpa de Mariano Rajoy que no haya querido hablar. La profesora Wind, no obstante, le ha echado en cara su actitud "provocativa", tanto con los responsables políticos españoles como con los europeos.

Puigdemont ha volado hoy desde Bruselas hasta Copenhague acompañado de su amigo Jami Matamala y un escolta. Al avión, se ha encontrado numerosos periodistas. Estaba invitado a participar en un debate sobre Cataluña y Europa. Como se ha movido de Bélgica, la Fiscalía ha pedido al juez Pablo Llarena que emitiera una euroorden de detención, pero el magistrado del Supremo no ha querido dar el gusto a Puigdemont de ser detenido una semana antes del debate de investidura.

La charla, toda en inglés, ha consistido en reiterar su explicación de lo qué ha pasado: el gobierno español usó el 155 como una revancha y ha encarcelado al gobierno de la Generalitat que sólo ha pedido democracia cuando el estado habló, en su momento, con los terroristas de ETA. Ha vuelto a criticar a las instituciones de la Unión Europea por hacer caso a Rajoy y no a él y ha comparado, incluso, el proceso independentista catalán con el Brexit.

Puigdemont ha reconocido como un "error" pensar que en la Europa del 2017 no se permitiría la "violencia de Estado" ante unos ciudadanos que "defendieron las urnas con sus cuerpos".

Con el que no contaba Puigdemont era con las intervenciones de los tres profesores: uno le ha preguntado si era populista, el otro le ha recordado que la democracia no sólo quiere decir votar, sino que también es respetar las leyes y la guinda la ha puesto Wind con su dura intervención que ha hecho enrojecerse a Puigdemont y que sonriera nervioso ante las cuestiones planteadas, que como la profesora ha recordado al final, no han sido respondidas.

Incluso, Puigdemont se ha hecho un lío cuando al final ha querido defender que lo proyecto independentista es proeuropeo. Ha explicado que Cataluña formaría parte de la UE en el mismo momento que España reconociera la república catalana, pero que, si esto no pasaba, ha asegurado que no le importaría seguir llevando el DNI español en el bolsillo.