Miles de personas han vuelto a colapsar la ciudad de Barcelona en una tarde con un tiempo benigno para pasear por la ciudad y gritar "libertad presos políticos", el lema más coreado por los manifestantes. La mayoría, con el lazo amarillo en la solapa de las chaquetas.

Esta vez se ha estrenado un nuevo espacio para protestar. El ANC y Òmnium han abandonado el ya tradicional paseo de Gràcia y se han trasladado a la calle de Marina, que va desde la playa al inicio de los suaves cerros. Una vía que nace en las emblemáticas torres gemelas, que marcan el sky line de Barcelona desde los Juegos Olímpicos. Una calle de poco más tres kilómetros de largo, pero bastante más estrechado que el paseo de Gràcia, que sólo hace 1,5 kilómetros. Según la Guardia Urbana, se han concentrado unas 750.000 personas.

Pero el espacio previsto ha quedado colapsado. Una hora antes de la hora prevista, los manifestantes ya se encontraban concentrados en la calle, dejando un espacio para que las cabeceras, la de los familiares y la política, pudieran recorrer los escasos 500 metros hasta el escenario, donde  había música enlatada (mucho Lluís Llach, pero también Raimon o Maria del Mar Bonet) y donde se han leído los mensajes de los encarcelados y donde los dirigentes de Òmnium y el ANC, Marcel Mauri y Agustí Alcoberro, respectivamente, han pedido la libertad por los presidentes de sus asociaciones y por los ex consejeros. La manifestación ha concluido con la interpretación del himno catalán, Els Segadors, ya un clásico en toda concentración.

Òmnium y el ANC ya trabajan en la organización de una gran marcha en Bruselas, aprovechando el puente de la Constitución. Pretenden llevar la protesta ante las instituciones comunitarias el próximio 7 de diciembre.

Además de la calle de Marina, había muchos manifestantes que utilizaban las calles paralelas de Cerdeña y Lepanto para circular, tanto para incorporarse a la marcha como para irse, pues el espacio ha quedado totalmente lleno desde el mar hasta sobrepasada la Sagrada Familia.

Menos banderas esteladas

Aunque  había muchas esteladas, eran muchas menos que en ocasiones anteriores. Había mucha gente, parejas de todas las edades, algunas con los hijos pequeños que jugaban entre ellos, y grupos de amigos. La mayoría, con las manos al bolsillo o bien levantando los banderines que repartían voluntarios con el lema "libertad presos políticos". Muchos jóvenes. Pero algunos de estos jóvenes estaban estudiando ajenos al que pasaba en escasos 100 metros en la biblioteca de la Universitat Pompeu Fabra, bastante llena a la hora de la manifestación. Por otra parte, había gente que llevaba huchas pidiendo dinero para pagar las fianzas. Y algunos, ponían a disposición de los manifestantes la posibilidad de firmar a favor de la lista unitaria que promueve Carles Puigdemont y el PDCat, pero que las otras formaciones políticas independentistas ya se han desmarcado, cuando menos hasta ahora.

Los organizadores de las marchas independentistas ya son todos unos profesionales, pues tienen las experiencias forjadas en los 11de Septiembre. A través de mensajería instantánea dan órdenes que la gente cumple escrupulosamente. Por ejemplo, cuando ha sonado El cant dels ocells de Pau Casals, los manifestantes han hecho la vela con las luces de los móviles, dejando una romántica escena. 

Y quienes también han hecho un buen negocio han sido los bares de los alrededores y los vendedores ambulantes de cervezas y de banderas. El gentío aprovechaba para descansar en las terrazas y mirar a través de la televisión aquello que desde dentro mismo es difícil de ver.

Cuando menos, los sábados por la tarde "los catalanes andamos" aprovechando las manifestaciones.