Máxima tensión a la salida de la Guardia Civil de la Conselleria de Economía de la Generalitat tras el registro, donde se produjeron las primeras cargas de los Mossos d'Esquadra contra un reducido grupo de manifestantes que rompieron el cordón policial. Medio millar de personas continuaban allí a pesar de que la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium habían dado por finalizada la protesta hasta este jueves. Los manifestantes arrojaron objetos e insultaron a los Mossos que tuvieron que escoltar a cinco agentes de la Guardia Civil vestidos de paisano para que pudieran abandonar el edificio. En el interior, queda todavía una quincena de guardias uniformados.

Durante la jornada de protesta, tres furgonas de la Guardia Civil quedaron destrozadas por los golpes de los manifestantes. Los Mossos tenía órdenes de "ser especialmente restrictivos y cuidadosos con el uso de la fuerza", tal y como recogía un comunicado interno del Mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero. En él se indicaba que "se limitara a aquellos casos en que se haya de garantizar la seguridad propia o de terceros y siempre que no haya otra opción menos lesiva".