Gemma Alexandre vive en Girona, tiene 43 años y es economista.

¿Estás de acuerdo con el referéndum del 1-O?

Sí, aunque me hubiera gustado que el gobierno español viendo la realidad que se vive en Cataluña y viendo la masa de población que desea firmemente poner unas urnas y decidir su futuro, hubiera escuchado y dialogado con el gobierno catalán y hubieran decidido conjuntamente la mejor manera de celebrar este referéndum.

¿Vas a ir a votar?

Sí.

¿Quién crees que encendió la mecha?

El Partido Popular cuando en 2006 presentó un recurso al Tribunal Constitucional contra el nuevo Estatut de Cataluña, el cual ya estaba aprobado tanto por el Parlamento Español como por la población catalana (vía referéndum).

¿Cómo se ha llegado a esta situación?

Estoy convencida que la estrategia del “NO”, de la “AMENAZA”, del “DESPRECIO” tomada por el Gobierno español es una de las causas por las cuales hemos llegado a esta situación. Hay que añadirle también el nulo interés por parte del gobierno de España en escuchar al pueblo catalán siendo una de las comunidades que económicamente más aporta al conjunto del Estado.

¿Qué solución propondrías para el problema?

Complicado a estas alturas, creo que el Gobierno español debería haber dialogado y pactado el Referéndum con el Gobierno catalán.

¿Qué futuro te gustaría para Catalunya?

Utópicamente me hubiera gustado ver una Cataluña como la que se definió en la reforma estatutaria tumbada por el Tribunal Constitucional en el 2010. A estas alturas poco se puede hacer. El futuro que espero pasaría por gestionar internamente nuestros impuestos y establecer una nueva relación global entre Cataluña y España, con el objetivo de recuperar y fortalecer la necesaria buena relación y cooperación perdida entre regiones.

¿Cuál crees que es la realidad de Catalunya?

La realidad ahora es que una amplia mayoría de catalanes queremos votar y decidir el futuro de Cataluña mediante la celebración de un Referéndum. Un país que dice ser democrático debería haber escuchado a una importante masa de población que durante 8 años ha manifestado de forma pacífica y cívica el deseo de poner unas urnas y decidir su futuro.