Las manifestaciones en el día de la Comunitat Valenciana han terminado sin incidentes de importancia para aquellos que ejercían su legítimo derecho a manifestarse. Un despliegue policial nunca visto en la capital del Turia con cerca de 1.500 agentes ha impedido que la extrema derecha volviera a repetir las brutales agresiones del año anterior.

Sin embargo, y aunque ningún manifestante ha sido agredido, la peor parte del asunto se la han llevado periodistas y policía. Todo ha comenzado a media tarde cuando agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) estaban cargando contra un grupo radical que trataba de romper el cordón policial que evitaba que pudieran agredir a los manifestantes.

En ese momento los fotoperiodistas, cámaras de televisión y periodistas se han colocado detrás del cordón, a medio metro de la carga, para dejar testimonio de lo que estaba sucediendo. Ha sido entonces cuando una persona de extrema derecha ha lanzado un spray de gas pimienta contra los agentes y la prensa.

Quien suscribe estas líneas estaba grabando un vídeo cuando, de pronto, he empezado a llorar y a toser sin poder respirar. La sensación de agobio era tal que provocaba arcadas. Han sido los agentes de la UIP quienes han acudido en ayuda de los periodistas, les han lavado la cara con agua y les han explicado que debían hacer para no irritarse más los ojos y las gargantas. Han sido unos minutos bastante horrorosos para aquellos que solo pretendían informar.

Cuando se ha pasado el susto, todo ha continuado con normalidad. La gran cantidad de policía desplegada por todo el centro de la ciudad, controlando en todo momento a la extrema derecha, ha funcionado como un reloj suizo. Los insultos no se han podido evitar pero, esta vez, Valencia no será portada de todos los medios de comunicación por las agresiones.

De hecho, el odio en la proclamas de los fascistas iba encaminado a los manifestantes, pero también a los agentes que evitaban que pudieran dar rienda suelta a sus instintos más salvajes. El Estado de Derecho ha funcionado a la perfección en Valencia aislando a aquellos que querían acabar a golpes con dos de los derechos más fundamentales que existen: el derecho de manifestación y la libertad de expresión.

La extrema derecha

Aunque todo ha salido bien, sí que hay una cosa que ha quedado clara, y es que la radicalización de determinados sectores va en aumento. Durante más de dos horas, este grupo extremista ha insultado sin piedad a policías y periodistas. Hasta amenazas de violación a una fotoperiodista o de muerte a varios más se han podido escuchar.

No han tenido ningún problema en levantar los brazos y hacer el saludo nazi mientras gritaban a pleno pulmón “sieg heil” o cantaban el himno franquista Cara al sol. Fuentes consultadas por ElPlural.com explican que este fenómeno va en aumento y que frenarlo es muy complicado.

Pero pese a todo, este 9 d’Octubre en Valencia, ha triunfado la democracia. De hecho, las dos manifestaciones de extrema derecha autorizadas eran tan, tan minoritarias que han salido juntas y no han conseguido congregar ni a 100 personas.