El ‘chiringuito’ de la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre, Madrid Network, pagó al director del hospital público Ramón y Cajal, Carlos de Mingo Rodríguez, a través de una de las empresas de éste, Tao Cloud Networks SL -en origen denominada Edentown SL-, un millón de euros con créditos blandos.

La información, publicada por Diario Red añade polémica al hospital ‘favorito’ de la actual lideresa madrileña, Isabel Díaz Ayuso, al tratarse el centro sanitario de uno de los más beneficiados por el fraccionamiento de contratos durante la pandemia del Covid, tal y como contó en exclusiva ElPlural.com atendiendo a un informe del colectivo ciudadano Audita Sanidad.

Tao Cloud Network, como revela la información de Diario Red, se creó en 2012 en el despacho TMF Sociedad de Dirección S.L, una compañía que se encuentra especializada en gestión de sociedades y la administración de firmas para terceros y que dirige Belén Garrigues Calderón, vinculada por su parte a los negocios de Eurovegas al fondo buitre Blackstone.

Tao Coud operaba bajo la cobertura de la sociedad New Broadband Network Solutions SL; siendo nombrado en la primera Carlos de Mingo, actual gerente del hospital, administrador solidario el ese mismo año mientras que en la segunda firma ocupó el cargo de apoderado desde 2009 hasta 2020 y el de consejero hasta 30 de noviembre de 2017.

En otro orden de cosas, el presidente de New Broadband durante todo un año fue David José Mesonero Molina, quien en febrero de 2020 pasaría a formar parte de la estructura de la empresa de Eduardo Inda, Dos Mil Palabras, como consejero.

El hospital con más fraccionamiento de contratos

El Ramón y Cajal cerró con la empresa Pinturas Rosell S.L 1641 contratos a dedo con la Consejería de Sanidad desde el año 2016. La firma, bajo la batuta del pintor Miguel González, obtuvo dinero en contratos troceados desde los 200 hasta los más de 1.000 euros por labores muy distintas.

En cuanto al informe al que tuvo acceso ElPlural.com y que llevaba la rúbrica de Audita Sanidad, muestra que el Ramón y Cajal había firmado más de 44.358 contratos menores por valor superior a los 98 millones de euros.

La situación revelaba un posible “fraccionamiento indebido” por cerrar acuerdos para adquirir un mismo producto (reactivos y kits de placas tectónicas y de biología molecular). El primer año de coronavirus el Ramón y Cajal concluyó 142 contratos menores por un importe de 474.000 euros sin IVA de esta manera.

El importe obedece al 22% del total de contratos menores que fueron adjudicados por el hospital, además del 35,3% del importe total sin tener en cuenta el IVA. Asimismo, con un total de 566 contratos menores y un importe cercano a los 7.800.000 euros.

Del GEE al hermano de Ayuso

A todo ello cabe añadir que el Ramón y Cajal, tal y como contó también en exclusiva este medio de comunicación, había contratado los servicios de la Empresa Ibérica de Mantenimiento para el mantenimiento de los equipos de electromedicina del lugar.

La compañía se corresponde con una firma que forma parte del Grupo Empresarial Electromédico (GEE) y que resultó especialmente beneficiado por el sistema público de salud madrileño (SERMAS) con contratos millonarios y prórrogas que en última instancia no resultaron nada despreciables sin someterlas a concurso público. O lo que es lo mismo, concedidas ‘a dedo’.

El primer contrato que se atribuyó de esta manera al GEE tenía una duración de dos años con posibilidad de prórroga otros tres de forma legal. Sin embargo, el concurso público no había llegado hasta 2015, cuando los servicios los volvería a prestar la misma firma. En ese momento, la cantidad la había ganado Iberman en prórrogas fuera de la ley y alcanzó los 7,5 millones de euros; mientras que entre 2003 y la fecha mencionada, el grupo GEE había ingresado más de 14 millones del hospital madrileño.

Esta información pertenecía a una serie de publicaciones que habían incorporado este medio y que incluía varios hospitales de la red sanitaria pública de Madrid como La Paz, el Carlos III o el hospital Clínico San Carlos; los cuales cerraron también un número relevante de contratos menores en 2020.

Por su parte, el hermano de Isabel Díaz Ayuso; Tomás, convirtió el Ramón y Cajal en su cliente principal. De esta manera, menos de un año, antes de que empezara la pandemia, la compañía en la que éste ejercía como gerente de Desarrollo de Proyectos, Artesolar Iluminación, facturó 71.184,07 euros mediante más de una decena de contratos a dedo. Los productos que supuestamente ofreció fueron lámparas y pantallas.

Súmate a El Plural

Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.

hazte socio