El nombramiento de Corina Porro como delegada territorial del gobierno autonómico en Vigo, en sustitución de Ignacio López-Chaves, que pasa a presidir el Consello Galego da Competencia, continúa suscitando polémica. Porro ha regresado a la primera línea política a pesar de que hace algunas semanas, cuando la nombraron presidenta de la gestora del PP vigués para reflotar el partido tras el batacazo electoral, aseguraba que no era su intención. No obstante, tras este nuevo nombramiento, se ha mostrado encantada, y ha asegurado que “ejercerá como portavoz de la ciudadanía de la zona”. Sin embargo, la vuelta a la ciudad de Corina como delegada de la Xunta provocó una airada reacción de toda la oposición, pero, fundamentalmente, del PSdeG, que la consideran una maniobra de carácter “partidista” más que de tono institucional.

De hecho, el presidente de los socialistas gallegos y además portavoz parlamentario, Xoaquín Fernández Leiceaga, pidió la comparecencia de Feijóo para explicar por qué pone la Delegación de la Xunta en Vigo “al servicio” del PP y no, “como debiera, enfocada a toda la ciudadanía de Vigo”. Pero el presidente Feijóo no comparecerá en el Parlamento de Galicia para dar cuenta del nombramiento de la nueva delegada territorial del Gobierno gallego en Vigo. Así lo ha decidido la Diputación Permanente de la Cámara gallega con los votos en contra del PP (12), los votos a favor del PSdeG-PSOE, En Marea y el Grupo Mixto (8), y la abstención del BNG (2).

Por lo que el portavoz socialista, Fernández Leiceaga, ha vuelto a la carga reclamando “la convocatoria de un pleno extraordinario para exigir a Feijóo que explique como “está instrumentalizando políticamente las instituciones autonómicas para resolver problemas partidistas del PP”. “Se le quiere dar solución desde un cargo de la Xunta”, ha reprobado Fernández Leiceaga, que recordó que Ignacio López-Chaves no fue cesado por su mala gestión, sino por la necesidad de “atajar la crisis electoral del PP” de Vigo. De hecho, ha señalado el socialista, ha recibido “un premio de consolación con su nombramiento al frente de Competencia, lo que supone que “Feijóo incide en el uso de la Xunta con fines partidistas”. “Indica a las claras lo que ocurre”, ha sentenciado. Para concluir que “para preparar el PP las elecciones” supone “devaluar las instituciones”.

Lo cierto es que Feijóo es consciente que la batalla electoral por el cambio en la Xunta en el año 2005 se libró en la provincia de Pontevedra y, en concreto, en Vigo. Los votos fueron determinantes para acabar con 15 años de hegemonía del popular Manuel Fraga al frente del Gobierno gallego y dar paso a un bipartito del PSdeG y BNG encabezado por el socialista Emilio Pérez Touriño.

En las pasadas generales y municipales, el comportamiento de la formación del puño y la rosa eclipsando al partido de la gaviota hizo encender todas las luces de alarma a los conservadores, con la vista puesta ya en las autonómicas previstas para otoño del próximo año. No en vano, el hachazo en los comicios locales del PSdeG al PP fue histórico, ya que mientras el socialista Abel Caballero sumó 101.058 votos, la popular Elena Muñoz cosechó tan solo 20.460, una diferencia abismal de 80.000 votos. Por eso en  esta nueva etapa, a poco más de 14 meses para las gallegas de 2020, si Alberto Núñez Feijóo opta por agotar el mandato, el PPdeG mueve con celeridad sus fichas en el tablero olívico para recuperar posiciones.