Mucho le ha costado a la Xunta de Galicia y, por extensión, a su presidente Alberto Núñez Feijóo, seguir la línea informativa de otras regiones a la hora de facilitar el número de contagios que se registran en cada municipio desde que ha comenzado esta fase o segunda ola de la crisis sanitaria. Desde hace algún tiempo, los datos de cualquier tipo son un arma valiosa a favor del organismo o persona que los maneja.

En esta crisis sanitaria es evidente esa importancia. Desde su inicio en marzo no ha habido semana en la que las cifras de contagios, positivos, test, tipos de pruebas o fallecidos no hayan dado pie a la polémica y la confrontación entre Gobierno y oposición, en particular Partido Popular y VOX.

En Galicia, los datos, cuando eran favorables en comparación con el resto de España, han sido utilizados en más de una ocasión por parte del equipo que dirige Feijóo. Solo hay que recordar cuando se convirtió en la primera región en dar el salto a la nueva normalidad; los elogios se multiplicaron por mucho de forma paralela a las peticiones de dar un paso definitivo hacia la dirección de su partido a nivel nacional.

Pero entonces llegaron los brotes de COVID-19 durante el verano y, en particular, tras la época estival. Del incremento de casos y de la transparencia de la que presumía el Gobierno gallego, se pasó casi de inmediato a una especie de parón informativo. El ejemplo más evidente de esto fue la práctica desaparición de Feijóo de los medios públicos, en particular de la Televisión de Galicia.

Además del apartado mediático, desde que los contagios dejaron de ser cosa de otras regiones, el político también quedó en un segundo plano. Fueron muchos los ayuntamientos grandes y pequeños que pidieron claridad a la Xunta sobre los casos concretos que les afectaban de forma directa. De nuevo el Servizo Galego de Saúde (Sergas) volvió a utilizar la callada por respuesta o, mejor dicho, a contestar con los datos diarios pero a nivel autonómico.

Esa reclamación de los concellos -los socialistas y nacionalistas de viva voz, muchos de los del PP sotto voce-, recibió por fin respuesta hace solo unos días con la puesta en funcionamiento de una especie de semáforo con página web incluida, en la que por colores se determina la incidencia de la pandemia por municipios. A su vez, el nuevo mecanismo establece la diferenciación, con los mismos colores, pero entre ciudades de más y de menos de 50.000 habitantes.

Mapas contagios Galicia

Este sistema lo anunció el Ejecutivo autonómico hace diez días. Lo hizo tras la reunión del presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, con el máximo responsable de la Federación Galega de Municipios y Provincias, Alberto Varela.

Lo que ocurre es que la explicación del nuevo sistema de la Xunta en un comunicado, en lugar de arrojar luz, aún ha generado mayor confusión. En concreto la información institucional hecha pública ese día señalaba lo siguiente (de forma literal): “Para los concellos de menos de 50.000 habitantes se establecen los colores: verde para menos de 7 casos nuevos a la semana; amarillo para entre 7 e 13 casos nuevos; naranja para entre 14 e 20 casos; y rojo para más de 20 casos nuevos a la semana”. En el supuesto de los concellos de más de 50.000 habitantes “se establece: el verde para los que tengan menos de 28 casos nuevos a la semana por 100.000 habitantes; amarillo para entre 28 e 55 casos; naranja para entre 56 e 111 casos nuevos a la semana por 100.000 habitantes; y rojo para más de 111 casos nuevos a la semana por 100.000 habitantes”.

El 'milagro' de Madrid, no ayuda

Si se tiene en cuenta que en Galicia hay 313 localidades que, a su vez, cuentan con más de 30.000 núcleos de población, el sistema ideado por la Xunta que actualiza sus datos de forma semanal en dos mapas (uno de los últimos 7 días y otro relativo a 14) no cubre las demandas locales.

En este sentido, no han sido pocos los ayuntamientos de diferente tamaño que han vuelto a reclamar más claridad y que las cifras sean diarias.

En esta línea de pedir más claridad hay que enmarcar las dudas expresadas estos días por la diputada socialista, Pilar Cancela, quien llegó a indicar que en “Galicia no se cuenta toda la verdad de lo que está pasando”.

La poca transparencia que, sobre todo en esta fase de la pandemia, se achaca a la Xunta de Galicia en cuanto a las cifras de nuevos contagios, hospitalizados, etc., provoca que en diferentes sectores, incluido el de los trabajadores sanitarios, también se pongan en cuestión estos datos y se pregunten qué motivos pueden existir para no ser claros.

Sin duda alguna, lo que sucede en Madrid con el milagro de la reducción de contagios incluso en puntos de la región donde no se han puesto en marcha medidas restrictivas y la defensa que de su presidenta ha hecho Feijóo, no actúa a favor de la credibilidad del Ejecutivo gallego que este viernes contabiliza 4.680 casos activos, 3.398 más que hace justo dos meses (el 16 de agosto había 1.282), según los datos del Sergas.

No ayuda tampoco el hecho de que la Consellería de Saúde no responda a la petición repetida de que den a conocer los resultados del test masivo serológico anunciado por el propio presidente gallego en plena precampaña electoral. La última reclamación tuvo lugar esta misma semana.