(La parte seria). También creo que Catalunya ha iniciado un camino sin retorno. Esta vez no hay farol ni truco contable. Si fuera catalán, charnego o mediopensionista también estaría ilusionado con independizarme de Esperanza Aguirre y de todo lo que representa. También podemos hablar de las ‘espes’ catalanas, que las hay, pero en este momento procesal, lo que importa es irse de esta España que regresa a la negrura de la mano de un Gobierno inepto.

(La parte mongola). Once propuestas para desatascar el actual diálogo de sordos.

- Cambiar el nombre de España por el de Catalunya para que todos seamos catalanes.
- El catalán sería obligatorio en las deliberaciones del Tribunal Constitucional y en Génova 13; el resto del Estado hablaría el idioma que le plazca.
- Convertir Barcelona en la capital de Catalunya (ex España), así Madrid dejaría de robarnos. Nos robaría Barcelona, pero ese ya es otro debate.
- TV3 sería la única televisión del Estado. Los informativos diurnos los presentaría Polonia; el nocturno el Gran Wyoming. A Eurovisión mandaríamos a Rita Barberá.
- Llevar las Fallas a Barcelona. Si se cabrean los valencianos, se les compensa con la Feria de Abril de Sevilla. Si se cabrean los sevillanos se les compensa con la fiesta de la cerveza de Munich. Los alemanes no se cabrearán mientras no tengan que pagar la cuenta. Todo esto lo llamaríamos movilidad cultural.
- Dar Estatut de Autonomía a Girona, Tarragona y Lleida y ver qué pasa.
- Reemplazar al rey por Artur Mas, pero sin renunciar a la Monarquía. Pensemos en el Hola.
- Cambiar la bandera borbónica por la republicana para compensar el punto anterior.
- Mudar la sede de la FIFA a Poble Sec.
- Rehabilitar al POUM.
- Terminar la Sagrada Familia de una vez.

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