El gobierno catalán recupera la iniciativa en las relaciones exteriores con el despliegue de las delegaciones en Londres, Berlín, Roma, París, Zúrich y Washington y el nombramiento de la exconsellera Meritxell Serret como delegada de la Generalitat en Bruselas. Todas las embajadas fueron cerradas en aplicación del 155, a excepción de la de Bruselas, que siguió activa pero sin delegado al destituir a Amadeu Altafaj. Además, se abrirá una nueva en los países escandinavos. El conseller Ernest Maragall ha anunciado la futura presencia de la Generalitat en el Magreb, África, Asia y en el Mediterráneo.

Aunque en la anterior legislatura con Carles Puigdemont el Govern de la Generalitat hablaba de embajadas, Maragall ha sido cauto y en todo momento ha precisado que se trata de delegaciones con tres objetivos: "representación, presencia e influencia". Además, ha dicho que los delegados serán los representantes de la Generalitat, la institución que los ha nombrado.

En cuanto a la idoneidad de Serret, Maragall ha defendido su nombramiento y ha puesto en valor que ya reside en Bruselas y que es una experta en las cuestiones agrícolas europeas, así como su polilingüismo, al hablar catalán, castellano, francés e inglés. "Está al 100% de sus condiciones para hacer este trabajo", ha sentenciado Maragall.