No estaba en sus planes desvelarlo, pero lo hizo. En lo que fuentes socialistas andaluzas interpretan como un descuido sin importancia, a Susana Díaz se le escapaba este martes, en un 'canutazo' ante numerosos periodistas, que el 14 de enero era la fecha elegida para celebrar el Comité Federal del Partido Socialista.

En realidad, ya el presidente de la Gestora del PSOE, Javier Fernández, comentó días atrás que la celebración del cónclave socialista no sería en diciembre, sino que se retrasaría a enero, seguramente el primer fin de semana después de Reyes, y que en ese Comité se preveía aprobar el calendario interno cuya cita más trascendental será el congreso federal para elegir al nuevo secretario general del partido.

Tiempos difíciles

Teniendo en cuenta esas pistas dadas por Fernández, la indiscreción de Díaz tampoco debería haber tenido mayor relevancia. Y no la tendría si el PSOE viviera tiempos normales, pero no es así. Si el desliz ha disparado las especulaciones es porque todos los ojos están pendientes de la líder andaluza, candidata in pectore a la Secretaría General y a quien en círculos socialistas críticos se atribuye una influencia determinante, y en todo caso excesiva, sobre las decisiones de la Gestora.

Es bien conocida, por lo demás, la excelente sintonía entre Susana Díaz y el presidente asturiano. No obstante, el hecho de que sectores del partido próximos a Pedro Sánchez sospechen que Díaz intenta que la Gestora fije un calendario coincidente con sus intereses orgánicos pone bajo sospecha cualquier síntoma de entendimiento, complicidad o ‘confabulación’ entre ambos.

Elogio de Fernández

Díaz tuvo que volver a salir ayer en defensa de la “imparcialidad” de Javier Fernández como presidente de la Gestora. La presidenta negó haber escuchado en ningún momento que Fernández haya dicho que ella debe liderar el PSOE en un futuro y defendió que el líder asturiano "está llevando con mucha moderación y con sosiego el proceso".

Hay sectores socialistas que temen –y de ahí el revuelo al avanzar la fecha del Comité Federal–  que Díaz tenga ‘información privilegiada’ de los planes de la Gestora y esté maniobrando para retrasar el congreso socialista con el propósito oculto de impedir que los cerca de 20.000 militantes del PSC puedan votar en las primarias después de que el partido hermano catalán desobedeciera el mandato del Comité Federal de abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy, pese a haber tomado parte en dicha votación.

PSC, sí, PSC no

Fuentes socialistas consultadas por EL PLURAL.COM admiten que entre los socialistas andaluces hay dudas sobre cuál sea el mejor modo de gestionar las importantes diferencias existentes con el PSC: hay quienes piensan que, tras desobedecer el mandato democrático de un órgano como el Comité Federal, los compañeros catalanes “no pueden seguir participando en cuestiones orgánicas determinantes cono la elección del secretario general”.

Por su parte, otras personas creen que ello ahondaría todavía más las graves diferencias con el PSC y acabaría expulsándolo de la casa común socialista en un momento territorialmente muy delicado y en el que es más necesaria que nunca la recuperación de las siglas socialistas en Cataluña.

Una Susana Díaz que no hubiera pasado “por las urnas del PSC”, piensan estos últimos, sería una secretaria general políticamente débil y orgánicamente desconectada del territorio donde residen las mayores tensiones a las que se enfrenta el Estado desde la Transición. Desde luego, el encuentro de semanas atrás entre Díaz y el líder del PSC, Miquel Iceta, fue bastante cordial pero la andaluza no ocultó su tremendo enfado por la conducta orgánica de sus compañeros catalanes.

Primarias sí, primarias tal vez

Por lo demás, en el fondo del debate sobre si ‘PSC sí o PSC no’ late también esa especie de esquizofrenia socialista sobre si ‘primarias sí, primarias no, primarias tal vez’. La posición oficial es, por supuesto, favorable a las primarias y es mayoritaria entre los militantes, pero muchos dirigentes consideran que dividen y debilitan al partido y que es preferible evitarlas siempre que sea posible, es decir, siempre que haya un solo candidato (o candidata) que suscite la suficiente unanimidad como para hacer innecesario votar.

‘Primarias sí… siempre que no haya más remedio’, parece ser el lema de los escépticos, a quienes los convencidos replican que en los tiempos que corren el PSOE no puede soslayar con maniobras orgánicas la consulta abierta y democrática a la militancia.