Desde luego está visto y confirmado lo poco que dura el pan en la casa del pobre y menos si es español y amante y soporte de la Constitución de 1978, que no es La Pepa precisamente, ni la Gloriosa, que esta fue contra Isabel II, sino la Juan-Carola que, por muy cacofónica que resulte dicha denominación en favor de don Juan Carlos I, vino a refrendarse hace cuarenta años y con los dolores propios de un parto laborioso y feliz, dada la dificultad y sufrimientos que provocó su ausencia entre 1936-75 y la felicidad con la que recibimos la muerte del Dictador aunque fuera en su propio lecho y sin más pena que la de irse al otro barrio, acompañado por los gori-goris propios del boato de quien hasta entonces había detentado[sic] el poder ocupado tras un levantamiento tan doloso como sangriento en 1936.

Además, celebramos esta gozosa y primera cuarentena coincidiendo con la nefanda e imprevista inoportunidad de unas autonómicas andaluzas de terribles consecuencias, porque han servido para encumbrar a la derecha anticonstitucional y xenófoba a la ¿legalidad? estatutaria desde la que ha pasado inmediatamente a la carga reclamando la reversibilidad del Estatuto y la ¿reunificación? de España, derogación de las leyes “feministas, autonómicas y de la Memoria Histórica, la “re-centralización” de RTVA y la devolución al Estado de las competencias en Educación y Sanidad y un largo y doloroso etcétera.

¿Hasta dónde, Santo Dios, vamos a llegar (y conste que las mayúsculas no son un descuido)? Y la misma tarde-noche del día seis jueves, el de la Constitución, le entra un virus contagioso al personal en Girona y arman un pifhostio de la idem en pleno centro urbano recordando sus heroicidades durante la Guerra de la Independencia que tan a las vivas retrató Galdós en una de las creaciones literarias del hambre de los sitiados más memorables que se recuerdan. Claro que allí el malo era Napoleón y los buenos los gerundenses pro-independentistas de la época con Palafox y compañía, pero antesdeanoche, ¿quién era quién en los enfrentamientos ciudadanos en Cataluña y en Gerona, los grupos para la defensa de la República Catalana o los esforzados militantes de Ciudadanos que clamaban contra los soberanistas irredentos catalanes desde el más patriótico espíritu españolista que hasta el presente vieron los siglos luchar?      

Menos mal que, a última hora de la noche hubo quien creyó percibir una cierta relajación en las actitudes de Ciudadanos y del PP en punto a la integración automática de VOX en el bloque transigente “centralista” porque hasta ese momento, todo eran tiranteces en esa formación. Lo cierto es que no parece haber habido ninguna intransigencia posterior al respecto sino más bien todo lo contrario y esto nos libra de caer en un tira y afloja muy lamentable que nos recuerda viejas posturas de las que, enconándose, nos llevaron en su día a la Guerra Civil.  

Así mismo y por el contrario, he creído detectar una cierta transigencia al cambiar los términos de la tirantez por la distensión de las posturas de las partes inicialmente enconadas y cabe pensar en que la sensatez acabará imponiéndose porque es mucho lo que nos jugamos como pueblo y no sería de esperar la irrupción imprevista de un enconamiento insensato que precipitara los acontecimientos hacia un retroceso definitivo y deplorable de las cosas.