Ramona Estévez, la mujer de 90 años ingresada en el Hospital Blanca Paloma de Huelva a la que le fue retirada la sonda después de que la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía mediara este martes ante el personal médico del citado centro, tras sufrir el 26 de julio un infarto cerebral que "se había convertido en un proceso irreversible", se mantiene en un coma profundo "sin signos aparentes de sufrimiento ni dolor".

Una denuncia de la Asociación Derecho a Vivir
Así lo han asegurado fuentes cercanas al caso, que han precisado que la anciana continúa así inconsciente y sin grandes cambios en su estado de salud, y días después de que su caso haya propiciado la presentación de una denuncia por parte de la Asociación Derecho a Vivir (DAV) para pedir el restablecimiento de la sonda a la mujer.

La enferma recibe los cuidados conforme a la lex artis
En declaraciones a los periodistas en las puertas de los juzgados onubenses, el portavoz de la asociación en Huelva, Eduardo Gómez, aseguró en este sentido que han acudido a la vía judicial para que la Justicia intervenga para asegurar que la enferma "recibe los cuidados indicados por los médicos que la atienden, conforme a la lex artis (código de buenas prácticas médicas) y al Ordenamiento Jurídico español, que persigue como un delito la práctica de la eutanasia".

EL colectivo quiere poner una denuncia a la consejera de Salud
Por otro lado, el colectivo está valorando presentar en los próximos días una denuncia contra la consejera de Salud, María Jesús Montero, por una posible vulneración del derecho fundamental a la objeción de conciencia y un posible delito de omisión de auxilio por estos hechos.

El hijo asegura que ha cumplido la voluntad de su madre
No ha sido el único posicionamiento hecho público estos días a raíz de este caso. Entre otros, el hijo de la anciana, José Ramón Páez, ha asegurado que él "ha cumplido" la voluntad de su madre y que está amparado por la Ley de Muerte Digna, mientras que el obispo de Huelva, José Vilaplana, ha señalado que "toda acción dirigida a interrumpir la alimentación o la hidratación constituye un acto de eutanasia, en el que la muerte se produce no por la enfermedad, sino por la sed y el hambre provocada".