1. ‘Puntúen las lanzas cuanto las espadas escriban’. Aunque no sean tiempos precisamente líricos, el memorable verso de Fernando Quiñones viene bien para identificar plásticamente el momento crítico que vive el Partido Socialista.

2. El sábado 1 de octubre es la fecha del Gran Combate (si es que Pedro Sánchez llega vivo a ese día, que está por ver). Ahora o nunca, piensan los Ejércitos de la Periferia vagamente comandados por Susana Díaz. César o nada, piensa Pedro Sánchez.

3. El PSOE es hoy un diabólico tablero de ajedrez donde se juegan dos partidas simultáneas: la partida del liderazgo interno y la partida del Gobierno de España. En ese tablero Pedro Sánchez es un locuaz rey sin ejército y Susana Díaz es una silenciosa reina sin corona.

4. Al mantener intacto desde diciembre su terco ‘no, no y no’ a Rajoy el PSOE creía ser el más rojo, pero está resultando ser el más pardillo.

5. Su triple y contumaz ‘no’ está devorando doblemente al PSOE: por dentro y por fuera, desde dentro y desde fuera. Ese triple ‘no’ ha generado un confuso laberinto donde el Partido Socialista hace al mismo tiempo de Teseo y de Minotauro. O dicho en versión castiza: un Juan Palomo guisándose y comiéndose a sí mismo como si tal cosa.

6. Quienes se ponen estupendos reprochando a los socialistas que se estén matando entre sí en vez de ponerse a meditar juntos del bracete sobre los males de España se olvidan del hecho crucial de que ningún partido lo es de verdad ni es útil a nadie mientras no tenga debidamente contestada la pregunta ¿quién manda aquí?

7. Despejar la incógnita de quién manda en un partido no es una garantía de éxito político y electoral, pero no despejarla sí es una garantía de fracaso.

8. Los dos bandos están de acuerdo en ello; únicamente discrepan sobre el momento y el escenario en que se ha de contestar esa pregunta.

9. Una secuencia posible: matar a Sánchez, crear una gestora que convoque el congreso y tome la decisión de dejar gobernar al PP evitando unas elecciones que serían desastrosas; en este caso, el PSOE salvaría los barcos y perdería la honra (pero al menos ganaría tiempo para poder recuperarla). Otra secuencia posible: Sánchez consigue que no lo maten y el país va a terceras elecciones; en este caso, el PSOE salvaría la honra pero perdería los barcos (siempre más difíciles de recuperar que la honra).

10. Como las desastrosas batallas de Galicia y Euskadi han debilitado seriamente al Ejército del Centro, para desviar la atención sobre tan serio revés el comandante Sánchez ha decidido pisar a fondo el acelerador: el Partido Socialista es hoy un camión de ocho ejes bajando a toda velocidad por una carretera de montaña.