Permítanme un poco de sarcasmo en estos tiempos del corona.

A mí no me van a robar el mes de abril, porque ya sé quiénes son los que quieren hacerlo y eso yo no lo voy a permitir. Y oye, no son chinos. Y por lo que a mí respecta tampoco han sido los argentinos. Yo que siempre he tenido un argentino en mi vida.
Recuerdo que mi primer argentino fue mi querido y adorado Santi Maissanove. Esto fue desde primero a quinto de EGB. Y hubiera estado más tiempo a mi lado si no fuera porque mi familia dejó el pueblo alicantino de Altea para marchar a Sabinillas, la Costa del Sol malagueña. Él era un tío fantástico y, cómo no, era del Boca, aunque yo no sabía muy bien qué significaba eso por entonces. Todavía tengo el recuerdo de su sonrisa y de tantas horas jugando, no me olvido de él. Y creo, y esto me hizo dudar si era de verdad argentino, que él tampoco se olvidó de mí. Ahora vive en la Argentina y nos hemos saludado treinta años después por Facebook.

De la Argentina fue una amiga del verano del 97, que se hospedaba en casa de Vázquez de Sola, como argentino fue un compañero de la casa okupa de Málaga cuando estuve estudiando y perdiendo el estudio en batallitas sociales. Él se quedó por Málaga y yo me fui a Sevilla. Como argentina era aquella estudiante de derecho con la que compartí peleas contra el CAP y esas mierdas varias, en los años de Alternativa Universitaria. Siempre he tenido en mi vida a un argentino o argentina, para mí son adorables, no son tan boludos como pintan.
También de la Argentina era aquella mujer que vendía figuritas de pan y soldaditos de lata en el rastro en Madrid, la que conocimos gracias a Joaquín Sabina, el mismo que preguntaba quién le había robado su mes de abril. 

Yo no sé quién me habrá robado al argentino de mi vida, porque me he sorprendido a estas alturas de mi vida, ¡sin ninguno!. Y no puedo nombrar al Papa Francisco, ni lo conozco ni le sigo.  Y no me digáis que Messi, porque Dios no cuenta, que Él es de todos.

Lo que sí sé es quién me está robando el mes de abril. Y como ya dije ni chino ni argentino. Más bien español ¡y muy español!

Yo que vivo en un algoritmo fabricado en una red social, desde el inicio de la pandemia solamente veo comunistas por todos lados. La primera aparición fue que ante esta pandemia uno debía ser más comunista que nadie, he visto a camaradas soltar unas parrafadas copiadas y pegadas  de Lenin, Jruschev, Stalin, Gramsci y qué se yo de cuantos más, para explicar y a veces para justificar esto y aquello... Hasta me decían que para lavarme las manos (cosa fundamental para enfrentarse al virus COVID-19) tenía que cantar la primera parte de la Internacional. Y a mí enseguida, como buen comunista, me surgió una duda ¿vamos a cantar entonces la parte de la Internacional que nos sabemos bien o vamos a cantarla porque es la misma parte que canta la socialdemocracia? Aquí ya pensé que había gato encerrado, una especie de conspiración carrillista moderna, pero tiré de google y disipé las dudas. Nuestro canto sería puro y a la vez estaría santificando nuestras manos contra ese virus imperialista y capitalista que va a acabar con el Planeta. Yo me lavé las manos, canté lo que tenía que cantar, y creo que desde entonces estoy aguantando bien el confinamiento. 

Pero ahí no se acaba. He visto comunistas todos los días, a veces más de uno. Recuerdo que nunca hemos estudiado tanto las letras de las canciones como ahora y hasta hemos conseguido probar que la autoría de la canción de Resistiré ¡era de un comunista!  Y aunque los artistas de las multinacionales la hayan grabado con algunos de los cantantes oficiales del golpista Guaidó, da igual, la hacemos nuestra ¡porque al fin al cabo es como la  Bella Ciao, ya sabes, esa canción de la Casa de Papel!

¿Hay algo más español que tomarse esta pandemia como una guerra civil, como una guerra fría del siglo XXI? Pues no, por eso ha salido la bestia a recordarnos para qué han venido. Ahí está toda esa caterva de pijos, vividores de lo ajeno, falsos empresarios y arquitectos, falsos militares, que se han agrupado en la dirección de VOX. Ellos sí que ven comunistas por todos lados, y más que yo y eso que vivo desde hace casi cuarenta días en un facebook lleno de comunistas. Me preocupa más el español ultra, simplón, sin juicio, que el sofisticado bolchevique de las redes sociales. El primero está haciendo su trabajo, sembrar la duda y el odio; el segundo no sale (ni sabe salir) de su microcosmos.

La peor pandemia que estamos viviendo es la de los bulos. Y no hay gobierno que la pare. El peor momento comienza hoy, y ya dejo por el momento el humor introvertido al uso de un buen comunista convencido.

Hoy comienza la vuelta al trabajo de algunos sectores no esenciales, y estamos ante una situación difícil que no entendemos ¿ahora que estamos acostumbrados no es mejor asegurarnos el cierre de ciclo de contagios? Yo he creído a pies juntillas lo que ha dicho el Gobierno a través de los científicos pertinentes, pero ¿por qué me hacen dudar ahora de su estrategia? Nos tendrían que explicar mejor a qué se debe esto, porque yo quiero como sea creer al gobierno que se supone que cuida de todas y todos.

Como un tsunami ultra van a ser los bulos que vendrán a partir de ahora. Este gobierno comunista, bolivariano, no tendrá la culpa de todo, pero de algo estoy seguro... Si las organizaciones sindicales o de izquierdas de este país en un estado de alarma como el actual se les ocurriera generar iniciativas desestabilizadoras sin fundamento, serían el objetivo de la Fiscalía o de la aplicación de cualquier ley como la mordaza o de la antiterrorista si hiciera falta.
Hay quien también dice aliviado que menos mal que no está el PP en el gobierno. El problema ya no es quién está en el gobierno, el problema es cómo está la sociedad, el cómo estamos. Y ahora mismo estamos más fragmentados, más polarizados que nunca ¡y eso que no discutimos ni los domingo en familia ni en los bares!  Y la pregunta más jodida, esté quién esté en el gobierno: ¿dónde está el estado de derecho que nos proteja de estos descerebrados conspiradores?

Volviendo al hilo de mis recuerdos y del humor que tenía este artículo en su comienzo. A mí nadie me va a robar el mes de abril, sé quiénes quieren hacerlo, y no es ni un chino ni argentino, son españoles y algunos incluso dicen ser tus vecinos.