Si el presidente de la Junta de Andalucía no está preparando el terreno para familiarizar a la opinión pública con la idea un adelanto electoral, desde luego lo parece.

Así lo atestiguó de nuevo anoche en una entrevista en la cadena Ser y así lo viene dando a entender desde que semanas atrás Vox dejó claro que esta vez no apoyaría el presupuesto autonómico y una vez evidenciado el más bien tibio interés de San Telmo en pactar con el Partido Socialista una abstención de éste que compensara la deserción de la extrema derecha.

Juan Manuel Moreno no cesa de repetir que su intención es agotar la legislatura, pero nunca olvida añadir que si la oposición bloquea las iniciativas del Gobierno de PP y Cs, no tendrá más remedio que adelantar las elecciones. En principio y dado que enero es un mes parlamentariamente inhábil, el presidente esperará hasta febrero para comprobar si Vox y las izquierdas lo “obligan” a acelerar el calendario electoral.

Aunque prefiere apurar el mandato, dijo anoche en la emisora de Prisa, tiene los "pies en la tierra" y es consciente de que puede haber un "bloqueo" de la oposición en los próximos meses a las iniciativas del Gobierno en el Parlamento que impida la gobernabilidad, de manera que no habría "otra alternativa" que convocar elecciones."Vamos a ver cómo se van a comportar la izquierda y derecha en los próximos meses", remachó.

Unas horas antes, en la sesión de control al Gobierno celebrada en el Parlamento, Moreno se mostró muy enfadado con Vox por "traicionar el cambio" y culpó a este partido y a la izquierda de su soledad parlamentaria. Para el presidente, el PSOE de Juan Espadas ha vuelto a ser en apenas seis meses “un partido viejo, oxidado, caduco y antiguo que no es capaz de pactar con un partido moderado y sensible con Andalucía, pero sí con los herederos políticos de ETA”.

Por su parte, Vox es el partido que tiene más prisa en acudir a una cita electoral. Piensa que Cs es un partido “moribundo”, además de poco de fiar. Las encuestas presagian que el partido de Santiago Abascal será imprescindible para que Moreno renueve su mandato: si sucede así, están decididos a entrar en el Gobierno de la Junta, un cáliz que el presidente andaluz dice que preferiría no beber, aunque en ningún momento se ha prohibido a sí mismo hacerlo.

El resentimiento de Vox por los reiterados incumplimientos de lo acordado con el PP a cambio de investir a Moreno presidente, unido al rencor que Abascal siente hacia Pablo Casado a cuenta de los ataques personales de éste en el debate de la moción de censura de Vox a Pedro Sánchez, auguran que el precio que pongan los ultras a una nueva investidura será notoriamente más alto que el de las navidades de 2019, cuando ambos partidos negociaron en Madrid el pacto de legislatura ahora truncado.

Mientras, en el Partido Socialista están convencidos de que Moreno hubiera preferido alcanzar con ellos un acuerdo de presupuestos, pero no ha tenido el coraje ni la determinación de hacerlo porque Génova le viene presionando para que adelante las elecciones. San Vicente no tiene prisa en acudir a las urnas, sino más bien todo lo contrario, pero parece resignado a ello.

Considera el PSOE que el precio puesto a su abstención en el debate de presupuestos era perfectamente asequible para San Telmo, ya que entraña un gasto de 967 millones de euros que el Gobierno no tendría problema en encontrar en un presupuesto fuertemente expansivo de casi 44.000 millones de euros.

Aunque en el Pleno del miércoles votaron en contra, los socialistas insisten en que su mano sigue tendida y que bastaría una llamada de Moreno a su líder Juan Espadas para sentarse y cerrar un acuerdo. De hecho, la idea de que el pacto era posible es la que tanto socialistas como populares trasladaron a la opinión pública el pasado 1 de octubre tras la reunión de Espadas y Moreno en el palacio de San Telmo.