En cuestión de fútbol y religión, los dirigentes políticos de izquierdas suelen mostrarse sumamente cautelosos. Vírgenes y balones despiertan fuertes emociones colectivas que conviene no remover más de lo estrictamente imprescindible. Incluso a la hora de dar cumplimiento a una ley como la de Memoria Democrática de Andalucía, un alcalde tan comprometido con ella como el de Cádiz prefiere consultar a los ciudadanos cuando anda el fútbol de por medio.

El cambio de nombre del estadio Ramón de Carranza lo decidirán los gaditanos mediante lo que el Ayuntamiento denomina “proceso participativo”, según anunciaba ayer el concejal de Memoria Democrática en el Ayuntamiento de Cádiz, Martín Vila, del partido Ganar Cádiz en Común, la marca local de Podemos.

Proceso (poco) participativo

Lo que ha preferido no plantear el Ayuntamiento es una consulta popular para saber si los gaditanos –y entre ellos los cadistas– quieren realmente cambiarle el nombre a su estadio o prefieren que siga ostentando el del aristócrata, golpista y delator Ramón de Carranza, cuyo nombre hasta hace poco tiempo tenía para gran parte de la población reminiscencias únicamente deportivas, no políticas.

El Ayuntamiento ya decide por este procedimiento participativo el cartel del Carnaval de Cádiz. Aunque un jurado hace una selección previa de todos los originales presentados, luego es el voto de los gaditanos –telemático o presencial– el que decide el ganador.

El problema del ‘proceso participativo’ es que suele tener más de proceso que de participativo: en la consulta popular para elegir el cartel del año que viene han participado poco más de mil vecinos, aunque el censo electoral supera los 100.000. No es probable que en el caso del Carranza la cifra de participación sea tan baja: el balón mueve más pasiones populares que el arte, incluso cuando se trata de un arte orientado a celebrar algo tan popular en Cádiz como el Carnaval.

Despacito y buena letra

Coincidiendo con el 40 aniversario de las masivas movilizaciones andaluzas del 4 de diciembre para exigir una autonomía plena y sin necesidad de consulta popular alguna, el cambio de nombre de la avenida Ramón de Carranza se aprobará este viernes en Pleno gracias al apoyo de los concejales socialistas. Aunque todo el mundo en Cádiz llama Canalejas a la avenida, a partir de hoy se llamará ‘4 de Diciembre’.

Si se ha suprimido el nombre del preboste franquista en la avenida, ¿por qué no suprimirlo del mismo plumazo en el campo de fútbol, de titularidad municipal? Porque, en opinión del concejal de Memoria, lo mejor es ir "paso a paso, despacito y con buena letra", tanto en este caso como en el del resto del callejero de la capital donde se harán modificaciones en cumplimiento de la Ley de Memoria.

¿Solo los cadistas o todos los gaditanos?

La prudencia nunca está de más. El gobierno local seguramente habrá tenido muy en mente los quebraderos de cabeza que el nomenclátor dio a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, precisamente por no ir lo bastante ‘despacito’.

Mientras tanto, a los dirigentes del Cádiz CF no parece hacerles demasiada gracia perder la marca ‘Ramón de Carranza’. Su presidente, Manuel Vicaíno, preferiría que la decisión la tomaran no los vecinos en general sino únicamente los seguidores del equipo.

“En este estadio y con este nombre han jugado los mejores futbolistas del mundo, por eso es una marca de un valor incalculable en la que el nombre trasciende a la persona”, argumenta Vizcaíno, para quien “sería triste no escuchar a los aficionados cadistas”.