Las campañas de Isabel Díaz Ayuso y Vox se alinean con las de los movimientos de extrema derecha en todo el mundo con la palabra libertad como lema común. Para corroborarlo les recomiendo el documental El nuevo supremacismo blanco,estrenado el pasado 18 de abril en Movistar el segundo día de campaña electoral de Madrid. 

La libertad para la extrema derecha es el derecho a hacer lo que les dé la gana a los ricos, a los blancos, a los machotes (porque los demás son carajotes), a los suyos, a los que piensan como ellos, a los poderosos, a los que mandan, a los que tienen la sartén por el mango y el mango también.

Para los demás tienen el desprecio de sus opiniones sobre los que están en las colas del hambre, los que protestan, los que son sensibles a los problemas del prójimo, los que se preocupan por el cambio climático, los que respetan a los animales y no cazan, los que tienen distinta orientación sexual, los que se han quedado en la cuneta, los que no son tan listos como ellos. Se vio en el debate del miércoles, 21 de abril, en Telemadrid, en el que reventó Monasterio en la SER, y se comprueba al leer algunos de sus carteles de propaganda, investigados como presuntos delitos de odio.

Sí, señoras y señores, damas y caballeros (lenguaje inclusivo que no se ha inventado la izquierda), la libertad, como el amor, la amistad y otras facultades o condiciones humanas, son extremadamente frágiles y pienso que hay que manejarlas con el máximo respeto y cuidado. Por eso, desconfío de los que las invocan demasiado o presumen de ellas en vano.

En mi servicio militar, tuve que escuchar a un coronel, dirigiéndose a más de un centenar de universitarios en el CIR de Araca (Álava), presumir de ser la persona que más respetaba los derechos humanos para, inmediatamente, añadir “pero, al que me la hace, me lo follo, me lo follo”, frase a la que acompañó con el respectivo gesto. Estábamos en una dictadura y esa era la manera de entender el respeto a los que discrepaban, eran críticos o, simplemente, se oponían.

Hoy, cuando la nostalgia de la extrema derecha nos retrotrae al siglo pasado, me echo a temblar con los discursos libertarios y negacionistas que ignoran las más palmarias evidencias en todos los ámbitos. Hay una canción de 1992 del venezolano Yordano que dice en su primera estrofa: Por estas calles la compasión ya no aparece/

Y la piedad hace rato que se fue de viaje. Habrá que escuchar y empatizar mucho con el prójimo para que la bondad y otras virtudes personales y sociales vuelvan a estar presentes en nuestras relaciones humanas.