A poco que se descuide, Pablo Iglesias acabará mandando en el Podemos de Teresa Rodríguez menos que Pedro Sánchez en el PSOE de Susana Díaz. En Podemos Andalucía pesa más el territorio que la marca y pesa más el apellido Rodríguez que el apellido Iglesias. La determinación de la líder gaditana de blindar el 'derecho a decidir' de la formación andaluza ha ido menguando progresivamente –y más que lo hará en el futuro– la influencia del secretario general en territorio andaluz.

Maneras de no mandar

En política hay dos maneras de no mandar: intentando mandar y que te digan que no, con lo cual quedas en ridículo; o simulando mandar, de forma que los tuyos no te desautorizan expresamente pero todos saben que no mandas.

En todo partido es una cuestión de suma importancia saber quién manda: es la pregunta cuya falta de respuesta bloquea todas las demás preguntas y respuestas, que se convierten en irrelevantes si esa primera no está resuelta. Y en Podemos no lo está.

No solo una habitación propia

Podemos Andalucía todavía está rumiando cómo decirle de una maldita vez a Pablo Iglesias, sin que se lo tome a mal, que las decisiones importantes las toman ellos y no él. Teresa Rodríguez no quiere liderar una federación supeditada a la dirección nacional de Podemos: quiere, como mínimo, una Marea Andaluza aunque se llame de otra forma.

Aunque no le guste a Pablo, y es seguro que no le gusta, Teresa quiere algo más que una habitación propia en la casa común de Podemos: quiere llave del portal, entrar y salir cuando le plazca, llevar a casa a quien quiera, tener su propio contador de luz y agua, pagar su propio recibo del IBI…

Huyendo de Unidos Podemos

La dirección andaluza de Podemos propugna tener una marca propia, y eso, por definición, no puede gustar en Madrid, cuyo Consejo Ciudadano Estatal decidió el pasado sábado, a propuesta del secretario general, consultar a las bases si quieren que la marca Podemos aparezca en el nombre de las candidaturas para las europeas, autonómicas y municipales de 2019.

El problema es que Rodríguez no ve con buenos ojos que acabe imponiéndose una marca, la de Podemos, que dificulte la ya de por sí peliaguda confluencia con IU en Andalucía o que no sea del agrado de las candidaturas locales que se presentaron en 2015 y que han logrado consolidarse desde entonces.

¿Café para todos?

Para Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo es importante que la militancia de IU Andalucía y sus sólidas estructuras locales se sientan cómodamente identificadas con una marca propia. Y no les falta razón. El experimento de Unidos Podemos en las generales de 2016 no salió bien en ningún sentido: IU fue succionada por Podemos, su líder Alberto Garzón resultó fagocitado, sus cuadros se incomodaron y muchos de sus votantes se quedaron en casa.

El ‘café para todos’ que propugnaría Iglesias no es del agrado de la líder andaluza, que siempre ha defendido una autonomía en realidad más parecida a una independencia en toda regla que a la descentralización administrativa que parece querer el secretario general.

El nombre es lo de menos

Ayer mismo el secretario andaluz de Comunicación, Pablo Pérez Ganfornina, se mostró poco entusiasta con la idea de imponer la marca Podemos a las candidaturas locales de la confluencia. Lo que importa, recalcó Ganfornina, es que en cada municipio haya una candidatura solvente; lo de menos es qué nombre tenga “la herramienta”. En todo caso, sería también la marca con que la confluencia Podemos Andalucía-Izquierda Unida concurriría a las autonómicas de marzo de 2019.

De hecho, Podemos Andalucía ya registró semanas atrás con el mayor de los sigilos la marca ‘Marea Andaluza’, aunque al no ser del agrado de IU debido a su genealogía podemita quedó provisionalmente descartada como marca electoral.

Un cierto lío

Podemos Andalucía insiste en que la creación de una marca andaluza propia –es lo que decidió el pasado viernes el Consejo Ciudadano Andaluz– no es incompatible con la consulta promovida por el Consejo Estatal para oficializar localmente el nombre de ‘Podemos’, pero lo cierto es que, como mínimo, crea confusión en la militancia… y malestar en la dirección nacional.

¿La marca andaluza llevará incorporado el ‘significante Podemos’, por utilizar la terminología algo pedante de Iglesias? “No necesariamente”, dice Ganfornina. ¿Pero qué ocurre si los militantes andaluces consultados votan a favor del ‘significante Podemos’, que tan poco gusta a votantes y militantes de IU? Nadie parece saberlo muy bien.

No es lo mismo pero es igual

La mala experiencia de Unidos Podemos es un condicionante crucial de la estrategia ‘separatista’ de Teresa Rodríguez: para crecer electoralmente deben confluir con IU pero deben hacerlo de manera que la fusión no parezca ni sea interpretada como una absorción. Rodríguez y Maíllo no quieren seguir los pasos de Iglesias y Garzón.

La idea es que la confluencia en la que vienen trabajando desde hace meses ambas formaciones tenga nombre e identidad propios. ¿’Nombre e identidad propios’ es lo mismo que ‘partido diferente de Podemos’? Si no es lo mismo, se le parece bastante.