La defensa del exconsejero de Empleo Antonio Fernández, condenado a casi ocho años de cárcel por el caso de los ERE, ha celebrado que el tribunal haya rechazado hoy el ingreso inmediato en prisión, solicitado por la Fiscalía, de su defendido y tres condenados más.

Para el letrado Alfonso Martínez del Hoyo, que dirige la defensa del exconsejero, el auto conocido hoy es “modélico” porque con él el tribunal “proclama la primacía del valor libertad y la necesidad del respeto absoluto al derecho constitucional a la presunción de inocencia, dejando bien claro ante la sociedad que a una persona no se la puede considerar autora de un delito hasta que ello se declare probado en sentencia firme”.

En opinión de Martínez del Hoyo, con su resolución el tribunal de los ERE “se aleja de cualquier manifestación de populismo punitivo y evita que la Administración de Justicia pueda quedar reducida a instancia burocrática represiva. De haber prosperado la pretensión del Ministerio Fiscal –añade la nota pública difundida este viernes por el letrado– hoy habría sido un día triste para el Estado de Derecho”. 

En el texto, Del Hoyo subraya que la sentencia condenatoria le parece “durísima y profundamente desacertada”, pero confía en que el Tribunal Supremo estime en su momento los recursos contra la misma: “Aún no está dicha la última palabra, ni está cerrado el caso ERES, aunque muchos estén reaccionando y posicionándose como si fuera así”. 

Aunque el comunicado no haga alusión a ello, entre líneas cabría leer un reproche tácito a la decisión adoptada en su día por la juez instructora Mercedes Alaya enviando a prisión incondicional sin fianza a su defendido Antonio Fernández, que estuvo en la cárcel desde el 24 de abril de 2012 hasta principios de agosto de ese mismo año.

Fernández logró reunir la fianza de 450.000 euros –fijada por la Audiencia de Sevilla en respuesta al recurso contra el auto de Alaya– merced a la ayuda de amigos, familiares y compañeros del Partido Socialista. La juez llegó a argumentar que Fernández debía tener una posición económica lo bastante desahogada como para poder huir, dado que había ostentado durante años diversos cargos políticos.