El cartel con los diez mandamientos de la gentrificación pegado en una esquina del casco histórico de Sevilla y firmado por “los gentrificados” o damnificados por el proceso de turistificación masiva de los centros y barrios de las grandes ciudades es un completo acierto en el fondo y en la forma.

Codiciarás el espacio público, el primer mandamiento de la lista, es una realidad asfixiante: los veladores inundan ya plazas, aceras y los rincones más inverosímiles y obligan a rodeos continuos en los desplazamientos a pie.

Evitarás el comercio local, el segundo mantra, ha convertido en excepción lo que hasta ahora era la regla, una red de establecimientos de proximidad variados y diferentes.

Santificarás las franquicias, el tercer mandato, ha terminado con la diversidad del paisaje urbano y ha entregado las calles más céntricas de las ciudades a las cadenas nacionales y multinacionales.

No cocinarás, pedirás a domicilio, es el cuarto mandato y el que obedecen cada día más las jóvenes y no tan jóvenes generaciones que se dejan llevar por la flojera individual, familiar y colectiva que nos tiene pegados a las pantallas.

Masificarás los monumentos, el quinto imperativo, es el que conduce a las grandes colas solo ante los iconos culturales más emblemáticos y olvida a miles de monumentos interesantes que no están en el top de los “me gusta” y las opiniones en las redes sociales.

No usarás el transporte público, la sexta norma, es la que colapsa el acceso a los centros urbanos y a sus aparcamientos en las horas punta, aumentando la contaminación por el tráfico.

Amarás el apartamento turístico sobre todas las cosas, el séptimo, contribuye a la especulación y al encarecimiento del precio de la vivienda en las ciudades más turísticas.

Adorarás al palo selfie, la octava imposición, es la que extiende el narcisismo individual y grupal que nos aísla cada día en una burbuja egoísta e insolidaria.

Te apropiarás de la cultura local, la penúltima máxima de la lista, está detrás de la proliferación de locales que empaquetan el flamenco para el consumo del turismo foráneo y erosionan su autenticidad.

Glorificarás el turismo sobre todas las cosas es el décimo y último mandamiento que coloniza la mente de los políticos locales y las élites económicas y propietarias haciéndonos olvidar que hay vida más allá del turismo.