Mucha imaginación habría debido de tener el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, para pensar hace no ya un año sino solo unas semanas que el grupo municipal de Ciudadanos iba a poner sus votos a disposición del PSOE para desbloquear el proyecto de prolongación del tranvía de la capital para conectarlo con la estación ferroviaria de Santa Justa.

En el anterior mandato, Espadas no pudo sacar adelante el que era y sigue siendo uno de sus proyectos estrella porque votaron en contra el PP, Cs, Participa e IU.

El alcalde socialista gobierna en esta su segunda legislatura gracias a un pacto con la marca local de Unidas Podemos, pero es consciente de que el tranvía parece estar languideciendo lentamente debido a que el trayecto que cubre apenas sobrepasa los dos kilómetros. Su conexión con Santa Justa le daría el definitivo impulso que necesita.

El anuncio

En una concurrida rueda de prensa, el portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Sevilla, Álvaro Pimentel, justificó ayer el viraje de 180 grados de su grupo aludiendo a que se daban “circunstancias y requisitos” nuevos.

Hasta ayer, Ciudadanos opinaba que la ampliación del tranvía no era "una prioridad", ya que el recorrido propuesto ya estaba "doblemente conectado por superficie y bajo tierra" con los autobuses y la red de trenes de Cercanías.

Más allá de las razones técnicas o urbanísticas, es poco probable que una decisión política de tanto calado como desbloquearle al gobierno socialista uno de sus proyectos más emblemáticos haya sido adoptada en solitario por el grupo municipal de Ciudadanos.

Considerando la estructura orgánica fuertemente jerárquica del partido fundado por Albert Rivera, resulta más verosímil pensar que el cambio de posición de Cs haya sido no ya autorizado sino más bien propiciado, cuando no ordenado, por la dirección regional del partido.

Tranvías y juzgados

De hecho, Álvaro Pimentel vinculó el cambio de posición de su partido sobre el tranvía, conocido como Metrocentro, a la determinación de la Junta de Andalucía, que gobierna el PP en coalición con Cs, de impulsar infraestructuras de Sevilla largamente reclamadas, como la Ciudad de la Justicia.

La competencia en materia judicial en el Gobierno andaluz es del vicepresidente Juan Marín, líder regional de Cs que en las últimas semanas viene dando tímidos aunque inequívocos signos de distanciamiento de Vox, el partido ultra por cuya alianza los naranjas han pagado un altísimo precio electoral.

Aunque la competencia es de la Junta, la creación de una Ciudad de la Justicia que permita por fin sacar del centro de la capital la atestada y obsoleta sede de los juzgados siempre fue compartida por todos los gobiernos de la ciudad, fueran del color político que fueran.

Un alivio para la banca

Este lunes, el alcalde de Sevilla y el vicepresidente de la Junta se reunían para hacer público poco después de su encuentro que el lugar idóneo para la futura Ciudad de la Justicia era el enclave de Palmas Altas, situado extramuros de la capital y donde la multinacional Abengoa construyó un sofisticado complejo arquitectónico hoy en desuso en su mayor parte tras entrar la compaña en concurso de acreedores.

Por lo demás, para los bancos a los que Abengoa adeudaba cientos de millones cuando entró en crisis, que la Junta de Andalucía compre Palmas Altas sería mucho más que un alivio, pues encontrar compradores para el moderno complejo empresarial es en estos tiempos extremadamente complicado. La Junta desembolsaría cerca de 80 millones de euros para la adquisición de suelos e instalaciones en Palmas Altas.

Carne de especulación

En su reunión del lunes con Espadas, Marín habría informado al alcalde de que plan de movilidad realizado por técnicos de su departamento sobre Palmas Altas concluía que era una ubicación idónea para la Ciudad de la Justicia, siempre que contara con la cobertura adecuada de transporte público. La Junta también se ha comprometido a impulsar la Línea 3 del Metro, una de cuyas estaciones sería precisamente Palmas altas.

Por lo demás y para quienes gusten de alimentar las especulaciones polítcas, tengan o no fundamento, hay que recordar que días atrás el alcalde Espadas dejó entrever su disposición a competir en unas virtuales primarias en el PSOE andaluz, donde tendría que enfrentarse a Susana Díaz, cuyas relaciones con Marín y su partido son pésimas después del abrupto final que tuvieron los tres años de buen entendimiento entre ambos en la Junta de Andalucía.