La última entrega del controvertido Barómetro Andaluz, conocida ayer, trajo malas noticias para todos los partidos salvo para el PP y Vox. El PSOE está en sus horas más bajas, Adelante Andalucía no logra salir del coma y Cs se ha dejado 4,1 puntos en solo tres meses, el tiempo que va desde el anterior sondeo autonómico a este.

Uno de los datos más paradójicos de la encuesta es precisamente que Vox y el PP han experimentado importantes subidas en el primer trimestre del año, pero sus nuevos simpatizantes provienen solo parcialmente de Cs, ya que el PP gana 4,6 puntos desde diciembre y Vox suma 2,4 puntos más, en total 7, es decir, 2,9 puntos más de los que pierde Cs.

Los nuevos votantes conservadores tampoco provienen de la izquierda, ya que el PSOE sigue teniendo los mismos apoyos que tenía tres meses atrás, un 23,5 por ciento, mientras Unidas Podemos gana 3 décimas con respecto a diciembre al pasar del 10,3 al 10,6 por ciento y Adelante baja del 4,8 al 3,5.

No obstante, los datos de ambas formaciones a la izquierda del PSOE conviene tomarlos con mucha cautela dada la confusión que reina en su electorado tras la traumática ruptura del grupo parlamentario. De hecho, la propia decisión de la empresa encuestadora de preguntar -antes incluso de la ruptura- separadamente por UP y por Adelante es técnicamente discutible.

Demasiado bien uno, demasiado mal otro 

El sondeo contiene, en todo caso, algunos porcentajes políticamente muy llamativos. Es sorprendente, por ejemplo, el contraste entre los apoyos que obtiene Pedro Sánchez y los que logra Juan Manuel Moreno.

Mientras que el 68 por ciento de los encuestados consideran mala o muy mala la gestión del presidente del Gobierno, solo el 34,9 de ellos suspenden la gestión de Moreno, es decir, casi la mitad. Igualmente, solo el 15,2 por ciento de los andaluces  consideran buena o muy buena la gestión de Sánchez, un porcentaje que el caso de Moreno llega al 41,2 por ciento.

En general, las noticias no son precisamente buenas para el Partido Socialista de Susana Díaz, que, más allá de las sospechas que suscita el chef Bendodo como cocinero de los datos brutos de la encuesta, no consigue rescatar de su abulia a los electores que le dieron la espalda en 2018. Es más: el 28 por ciento y los 33 escaños de entonces habrían menguado hasta un 23,5 y entre 26 y 29 escaños.

El dato es preocupante pero resulta poco verosímil que, llegada la hora de la verdad de las elecciones, el PSOE andaluz obtuviera un porcentaje tan reducido. De ser así en unas autonómicas, debería ocurrir algo parecido en unas generales. Y no ocurre.

No deja de ser sorprendente que en las encuestas a nivel nacional el PSOE de Pedro Sánchez mantenta intacta su fortaleza electoral. El CIS de marzo pasado otorgaba a los socialistas un 31,3 por ciento, casi 8 puntos más de los 23,5 que el Barómetro concede al PSOE andaluz.

La diferencia entre España y Andalucía también es acusadísima en el caso del PP: el CIS le daba un escuálido 17,9 por ciento al PP de Pablo Casado, mientras que el Barómetro le da un generoso 31,2 por ciento al PP de Juanma Moreno. Alguien se equivoca… o miente.

Un vicepresidente en apuros

Pero si la encuesta envía malas noticias a la izquierda, no las envía mejores a Cs, que no rentabiliza su presencia en el Gobierno de la Junta. La caída en picado del partido naranja a nivel nacional no es compensada por Juan Marín, pese a la visibilidad política que le da su cargo de vicepresidente y multiconsejero autonómico.

Además de su dependencia excesiva de la marca nacional, Marín no ha sabido o no ha podido marcar un perfil político propio ni tampoco proponer un discurso alternativo diferenciado del que defiende el Partido Popular.

Aun así, el Barómetro de Bendodo le otorga a Cs hasta 7 diputados, muy lejos de los 21 que logró en 2018 e incluso de los apoyos que tenía hace solo tres meses. La encuesta de diciembre le otorgaba entonces entre 13 y 15 escaños y el 12,2 por ciento de los votos.

A ello hay que añadir que si, como pronostica el Barómetro, PP y Vox suman juntos más de los 55 escaños de la mayoría absoluta, no necesitarán a Cs para formar gobierno. Desde luego, todo indica que los ultras se ocuparían de dejarlo fuera, dada la saña con que viene atacando a los naranjas.