Balears se avanza al futuro y se pone a la altura de los acuerdos de Paris. La mirada larga del nuevo proyecto de ley de Cambio Climático y de Transición Energética supone una apuesta en la preservación de un espacio de máxima riqueza natural y legarlo con la mínima huella ecológica a las generaciones venideras. Solidaridad con un planeta, casa común de la Humanidad, que muestra serias señales del abuso al que lo estamos sometiendo.

La nueva ley, con gran consenso social y empresarial, plantea unas premisas de trabajo diáfanas: reducir los combustibles más contaminantes y, al tiempo, incrementar y potenciar las energías más limpias. El objetivo es que el 2050 las islas funcionen 100% con energías renovables y se hayan reducido el 90% de las emisiones a la atmósfera. Para ello se propone una ley transversal y vinculante, con especial atención a la producción de energía y a la movilidad terrestre,  con la planificación de la progresiva desaparición de los vehículos contaminantes.

No se trata de solo palabras. El ejecutivo balear ha elaborado un Plan de Transición Energética que incluye el cierre de la central térmica de Murterar en Mallorca, la reconversión de la central de Maó en Menorca y ayudas para fomentar las renovables. Desde el inicio de legislatura se apuesta por una movilidad más limpia. Para ello  lidera la instalación de puntos de carga para vehículos eléctricos, electrifica el tren y dirige la transición del transporte público hacia modelos híbridos o eléctricos. Se añaden otras medidas como la limitación del acceso de vehículos a Formentera a partir del verano del 2019 ,la instalación de placas fotovoltaicas en hospitales, residencias y edificios del Gobierno así como el desarrollo de una ley de residuos que favorezca el reciclaje, el consumo responsable y lucha contra la contaminación.

Hasta aquí las buenas noticias. La mala es que el Gobierno Rajoy ha rechazado las medidas del Plan de Transición Energética de Baleares para reconvertir - y en su caso, cerrar- las centrales térmicas.

El ministro del ramo, Álvaro Nadal, entretenido en ejercer de oposición en materia turística del gobierno de Armengol, sería de mayor utilidad si ayudara en el compromiso de conciliar turismo y medio ambiente así como en la lucha contra el cambio climático.  Tampoco estaría de más que su ministerio diera solución urgente al cable eléctrico de Menorca. No es de recibo la falta de previsión y la inacción del Gobierno en este tema dados los efectos medioambientales, mayores costes e inseguridad que ello ocasiona.