Un grupo de ultras ha agredido con un botellazo a la presidenta de las Cortes de Aragón un día después de que Rajoy y Cospedal hubieran agredido con insultos y menosprecios a la presidenta del Govern de Balears.

En el primer caso la agresión ha sido física y en el segundo, política. La agredida de Zaragoza se ha repuesto pero la de Palma tardará en hacerlo porque sus conciudadanos seguirán siendo de los peor tratados por el PP: en el vagón de cola de la financiación per cápita, en el saldo de la balanza fiscal y en la falta de apoyos para paliar los efectos negativos de la insularidad.

Ambos dirigentes del PP acudieron este fin de semana en Palma para un cónclave del partido. Francina Armengol había solicitado un breve encuentro con Mariano Rajoy para tratar los dossiers pendientes de vital importancia para la ciudadanía balear; pero el presidente rompió la nota de reunión, se sentó en el sillón, encendió un puro y abrió el “Marca”. No obstante, tuvo la delicadeza de pasar la palabra a Dolores de Cospedal que, muy en su papel de educada visitante de Balears, señaló que el Gobierno balear es “una alianza de radicales que practica el nepotismo para colocar a sus amigos”.

Dos gemelos de Balears , Pep y Andreu, no son iguales. El primero vive en las Islas y el segundo en la Península. Pep pagará más por comer, por vestirse, por viajar…  Así ilustra el Govern un video sobre la desigualdad de los residentes en Balears con el resto de españoles a causa de la insularidad. De hecho, esta tierra tiene el porcentaje más bajo de toda España (92) en la combinación salarios/poder adquisitivo. Se trata de un problema reptante que viene de atrás y que el tetrapléjico Régimen Económico de Balears – apenas se ha movido desde su aprobación, hace más de dos décadas – no acaba de resolver. Rajoy hubiera podido explicar en Palma por qué, hace solo unos días, ha vetado la modificación de esta ley en el Congreso, pero la pereza (y quizás la vergüenza, aunque no es seguro) se lo ha impedido.

El saldo de la balanza fiscal de Baleares es de 1.516 millones, lo que significa que cada habitante de las Islas debe contribuir con 1.400 € cada año a la solidaridad con 14 regiones de (todas salvo Madrid, Catalunya y Comunidad Valenciana). Lo grave de la circunstancia es que algunas de ellas dedican a inversiones y servicios un porcentaje mayor que el balear. “Queremos recibir lo que nos toca” es el lema de la reclamación. Y Rajoy, entre otras cosas, se hace el sordo cuando viene a Palma.