Crean el clásico sofisma de confusión entre la parte y el todo: el perfil negativo de decenas o cientos de personas se emplea para descalificar el de 13 millones 

Que el turismo sea noticia en Mallorca durante el verano no es noticia sino algo habitual. Sin embargo, este 2017  lo que emerge es la cara oscura y subterránea del turismo. Durante el pasado año aparecieron en Palma las primeras pintadas con insultos contra el turismo, que fueron borradas con diligencia por la autoridad competente. Ahora el asunto va a más y el sentimiento turismófobo adquiere envergadura en parte de la población en una temporada en la que todo parece desbordado: las calles, las playas, los hoteles, los apartamentos, los bares, las carreteras, las terrazas, el aeropuerto… Todo. Uno de los carteles que cuelgan de los balcones reclama “La ciudad para quien la habita” y lo ilustra con una silueta de una señora mayor que la emprende a garrotazo limpio con unos turistas que arrastran su troley por las calles del centro de la ciudad.

Baleares recibirá este año unos 13 millones de turistas en su mayor parte alemanes, ingleses y nórdicos. Entre tantos millones de persones en ambiente de relajo vacacional siempre surgen algunos sucesos y desmanes: borracheras callejeras, peleas y otros comportamientos incívicos que tanto medios de comunicación como  redes sociales enfocan y amplían para convertirlos en un estigma global del turismo que nos invade. Crean el clásico sofisma de confusión entre la parte y el todo: el perfil negativo de decenas o cientos de personas se emplea para descalificar el de 13 millones.

En la guerra mediática, sin embargo, todo el mundo da y recibe. Una tintorera de casi dos metros, herida de muerte por un arponazo en la cabeza y desnutrida, vino a morir a una playa cercana a Palma y su presencia, como es lógico, causó cierto pánico entre los bañistas, que solo percibieron su forma de escualo y desconocían que no agrede a los humanos si no es atacada. La tintorera fue rescatada por especialistas y hubo de ser sacrificada porque su estado era irreversible. Al Mirror inglés le ha faltado tiempo para abrir su portada con una foto de grandes dimensiones y una composición de pánico - que no mejora ni el “Shark” de Steven Spielberg - con padres que huyen con su hijo en brazos y bañistas que ponen agua de por medio. Todo ello bajo el título: “Turistas ingleses bajo el terror del tiburón”. Son tiempos de exageraciones y manipulaciones que hoy ya circulan en todas direcciones.