Hace un momento he oído a Puigdemont y Junqueras presentando la convocatoria del referéndum para la independencia de Cataluña. En términos generales tengo una opinión negativa de los referendos; donde haya unas buenas elecciones, que se quiten los referendos que, normalmente, suelen ser una maniobra del poder para tomar atajos democráticamente dudosas. Aún así, podría estar a favor de un referéndum, pero no de éste. Lo que yo defiendo se basaría en tres puntos:
1. Una decisión tan trascendental no puede aprobarse por una mayoría del 50%. Del mismo modo que las leyes fundamentales piden un apoyo parlamentario cualificado (de 2 tercios o 3 quintas partes), un referéndum necesita al menos este volumen de adhesiones. Para las elecciones basta el 50% por una sencilla razón: se pueden repetir cada vez que las circunstancias lo aconsejen y, como máximo, cada 4 años. No es el caso del referéndum: si no tiene los efectos deseados no se puede repetir cada dos por tres; hoy independiente, mañana no, pasado mañana sí ... El lío del "Brexit" es un buen ejemplo de consulta que aporta más problemas que soluciones.
2. Son tiempos de matices y no de decisiones salomónicas. Debería haber tres preguntas: ¿Quieres la independencia? Quieres la configuración de un Estado Federal con un encaje especial para Cataluña? Quieres que todo siga como hasta ahora? Las terceras vías son indispensables para evitar confrontaciones peligrosas en una opinión pública muy polarizada.
3. Seguir el ejemplo de Canadá: garantizar una Ley de Claridad, redactada por todas las fuerzas en litigio, donde se detalla de forma objetiva todas las consecuencias - buenas y malas - de la independencia. La ciudadanía debe saber lo que vota. Que no pase como al día siguiente del "Brexit", cuando los patrocinadores ya se desdecían de las grandes ventajas que en campaña habían formulado. sin bromas ni manipulaciones. Al mismo tiempo, el proceso se ha de producir con toda la transparencia y legitimidad, sin abusos de tramitación parlamentaria. No se puede combatir la carencia democrática con más carencia democrática.
Un referéndum así, sí.