La  gran ganadora  ha sido la militancia socialista que ha participado activamente con más de un  80 % del censo. Dato muy a tener en cuenta y que pone en valor (en positivo o negativo) los resultados obtenidos por cada uno de los candidatos/a. Pedro Sánchez es el Secretario General de los Socialistas al haber obtenido casi el 50% de los votos emitidos, frente a Susana Diaz entorno al 40%, y Patxi López con un  10 %. De momento se ha ganado la primera batalla, siendo la gran perdedora  Susana Diaz, mientras Pàtxi López desde el primer día fue un outsider. Pero la guerra no ha concluido, no en vano desde el primer día quedó patente que ambos defendían proyectos políticos y personales contrapuestos, Susana estuvo apoyada mayoritariamente por el denominado “aparato”, por parte significativa de los barones y de algunos pretendidos “referentes” históricos del PSOE, así  como por un índice relevante de medios de comunicación y opinadores y contertulios bienpensantes. Mientras al iniciarse la campaña casi nadie daba un duro por Pedro Sánchez, al que se tildó por medios de prestigio como El País de “izquierdista”, irresponsable, y mil epítetos más; pero contó con gran parte de la militancia que nunca comprendió ni aceptó los modos, maneras y resultados del Comité del pasado 1º de octubre.

De momento quedan heridas no fáciles de curar, después de una campaña repleta de descalificaciones y escasas propuestas. Pretender una unidad monolítica (que dicho sea de paso nunca ha existido, y no tiene porqué existir) es una mera utopía. Pero sí habrá que tender puentes en ambas direcciones para evitar graves disfunciones  Queda por formar la Comisión Ejecutiva, el nuevo Secretario General deberá formar un equipo potente, cualificado, y  abierto a la participación  de personas que formaron y forman parte de las dos candidaturas no ganadoras, colaboración que más allá de las buenas palabras debería ofrecerse desde  los entornos de Susana (a Patxi es probable que resulte más fácil).

En breve tendrá lugar el 39º Congreso Federal donde los delegados deberán debatir y aprobar las líneas estratégicas y programáticas de los socialistas, así como elegir los miembros del Comité Federal, máximo órgano entre Congresos.

El gran reto, la gran “batalla”, es o debería ser recuperar la confianza y credibilidad de la ciudadanía (militantes, simpatizantes, votantes y exvotantes) que son fáciles de perder y muy difíciles de recuperar, en base a un discurso y a un relato propio y coherente, de raíces socialdemócratas adaptadas a los profundos cambios y nuevos retos que afectan a las sociedades del S.XXI.  Las nostalgias son malas consejeras. Entre muchos otros imputs, el bipartidismo clásico, la alternancia en el poder, si no están muertos cohabitan en “cuidados intensivos”. Los socialistas, tarea nada fácil, deberían practicar (¡desde ya!) una oposición parlamentaria y ciudadana, clara y alternativa a las repetitivas propuestas del gobierno en minoría presidido por el PP.

Sin que los socialistas deban renunciar a su propio discurso político, es imprescindible hacer alianzas para obtener mayorías parlamentarias para derogar vgr. la Reforma Laboral y la LOMCE, diseñar una reforma fiscal con criterios redistributivos, garantizar  unas pensiones justas y sostenibles, un nuevo marco de financiación autonómica, así como una revisión federal profunda de nuestro status autonómico abordando (entre otras temas) el mal llamado “problema catalán” desde una actitud dialogante (que no tiene por qué significar simples cesiones). Más aún, sin  ingenuidades ni complejos, será necesario posibilitar mayorías plurales y gobiernos de coalición. Es práctica común en Europa. Lo practica el PP con Ciudadanos y/o  con los nacionalistas vascos (Presupuestos del Estado) e incluso con los catalanes (en asuntillos referidos a presuntas corrupciones). El PSOE, gobierna en coalición o en minoría en múltiples CC.AA. y Ayuntamientos, gracias al apoyo de C,s (Andalucía) o de Podemos o fuerzas alternativas (Compromis en Valencia, Mareas en Galicia…). Tal tarea es compleja y no resulta fácil gestionar acuerdos/pactos con los Podemitas después del reciente fracaso de la formación de un gobierno alternativo, y tampoco lo es ahora considerando que la asignatura pendiente de Podemos ( especialmente de Pablo Iglesias)  sigue siendo dar el sorpasso electoral a los socialistas para convertirse en el referente hegemónico (y único) de la izquierda española.

El penúltimo obstáculo, radica en el partido. Y tal demanda por parte de sus militantes puede explicar su espectacular participación y posterior elección de Pedro Sánchez como Secretario General. El PSOE, debe jugar su propio papel, no reducido a sus cargos públicos.  Su organización debe ser y estar abierta, ser algo más que un mero aparato electoral movilizado únicamente en plena campaña. El militante debe tener voz y voto, sin que ello deba suponer el caer en simples practicas asamblearias.

Son muchos los retos y asignaturas pendientes. El  PSOE deberá recorrer  sendas con ideas, proyectos e iniciativas propias y/o compartidas. “ El camino se hace al andar”. Veremos si los socialistas quieren, pueden y saben recorrer el camino. Y también si se les deja recorrerlo.