Rajoy y los monaguillos del PP han roto definitivamente el cerdito/hucha de las pensiones. Se ha quedado en nada. Más allá de la metáfora, se trata de una dilapidación sin miramientos del Fondo de Reserva de la Seguridad Social que ha puesto a los jubilados al borde del precipicio. Los voceros del PP pronto resucitarán lo de “no nos lo podemos pagar”, mentira previa a los recortes de pensiones. Lo mismo ha ocurrido con los parados, que están al más bajo nivel de cobertura de la historia.

Antes de que nos vengan con llorosos argumentarios de penurias conviene dejarlo claro: “Son los salarios, estúpido”. Los  magos económicos del PP, con Tarjeta Black en el bolsillo, confunden el empleo con el empleo digno, aquel que no crea angustia cuando se acerca final de mes i permite algunos proyectos de futuro. Con su Reforma Laboral, Rajoy ha condenado las clases medias y trabajadoras a salarios de miseria.

El ciclo es muy fácil Esa reforma laboral permite salarios más que bajos y precarios, obviamente, baja el consumo interno y, por tanto, las empresas -tanto si tienen beneficio como si no - cotizan menos a la Seguridad Social. En consecuencia, los ingresos de las arcas públicas y los fondos para pagar a pensionistas y parados se resienten. Así de simple. Con salarios recortados y empleos de cuerda floja no habrá recuperación económica real. Hasta que eso no se corrija viviremos con demasiadas economías familiares prendidas por alfileres, que se irán al garete a la menor brisa.

Para Balears los salarios turísticos dignos son vitales. La realidad es que, tanto en ese sector como en muchos otros, “sí se pueden pagar”. Las palabras del empresario Antonio Catalán (“No estoy dispuesto a ganar dinero sacrificando al personal”) deberían convertirse en Ley y sancionar a quien la infrinja.