No le está resultando fácil al Partido Socialista encontrar razones creíbles para defender airosamente su negativa a tramitar la proposición legislativa de Podemos e Izquierda Unida para reformar la Ley de Educación de Andalucía, introduciendo en ella la garantía de destinar como mínimo un 5 por ciento del PIB a la educación no universitaria.

A su vez, las razones de Podemos e IU para negarse a consensuar una propuesta conjunta con los socialistas tampoco son, es cierto, del todo convincentes, pero han quedado ensombrecidas por el fulgor social e ideológico de una iniciativa que es compartida por los votantes de toda la izquierda.

Lograr no ponerse de acuerdo

La amarga paradoja que se deriva de tal desencuentro es que, de nuevo, la izquierda ha logrado no ponerse de acuerdo –que no es lo mismo que no lograr ponerse de acuerdo– ni siquiera en aquello… en que está de acuerdo.

Los votos de PSOE, PP y Ciudadanos impidieron ayer la admisión a trámite de una proposición en la que Podemos e IULV-CA habían puesto grandes esperanzas, en primer lugar para conseguir el ansiado blindaje presupuestario pero, en caso de fracasar el noble intento, para para dejar en evidencia al Partido Socialista. No han conseguido lo primero pero se han aproximado bastante a lo segundo.

‘In dubio pro dextra’

La desconfianza y la sospecha, cuando no directamente el desprecio, marcan a fuego la enconada relación entre el partido de Susana Díaz y las formaciones que lideran Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo. Solo quieren desgastar al PSOE, suele quejarse la presidenta; están más cómodos con la derecha, suele replicar la oposición.

En su intervención de ayer, Maíllo resumía las réplicas propias y las quejas ajenas echando mano de la locución ‘in dubio pro reo’ del derecho penal, que el portavoz y profesor de Latín reconvertía en un hiriente ‘in dubio pro dextra’: en caso de duda, a favor de la derecha.

“Una ley enana”

Para la diputada socialista Adela Segura, las intenciones de rojos y morados eran cualquier cosa menos inocentes: han despreciado "la mano tendida" de la presidenta y han tenido la “desfachatez” de presentarse en la Cámara con una “ley enana de solo dos artículos para algo tan complejo como blindar el presupuesto de educación”.

Unas horas antes del Pleno, el portavoz Mario Jiménez ya avanzaba por dónde irían los tiros socialistas: la “oportunista” e “irresponsable” propuesta de ambos grupos era “un brindis al sol”, estaba “falta de contenido”, era un “ajuste de cuentas con la educación pública concertada" que pondría en riesgo el empleo de nada menos que 14.000 profesores y, por si todo ello fuera poco, su propósito último era “buscar contradicciones” entre el PSOE y el PSOE de Andalucía.

Artículo bajo sospecha

Las fuertes prevenciones socialistas sobre el impacto de la proposición de IU y Podemos en la concertada se derivan de que el texto legislativo incluye este artículo: “La planificación de la oferta de puestos escolares en la red de centros de titularidad pública de la Junta deberá hacerse conforme al uso y aprovechamiento máximos de sus infraestructuras, de conformidad con las características técnicas de cada centro y el máximo de unidades que pueden albergar en su seno”.

El PP y Ciudadanos parecen compartir tales prevenciones. De aprobarse, “esta ley traería consecuencias y crearía problemas donde no los hay", advirtió el portavoz naranja Juan Marín.

El precio de un portazo

Aunque en el río federal socialista no sea precisamente difícil pescar esas contradicciones a las que aludía Mario Jiménez, hay una que causa particular escozor en las filas andaluzas y que IU y Podemos vienen restregándole con fruición a la presidenta Díaz: el PSOE de Pedro Sánchez abandonó en marzo pasado la Subcomisión del Congreso para la negociación del Pacto por la Educación, al no atender el PP su exigencia de blindar el presupuesto educativo con un 5 por ciento del PIB.

Fuera ideológica, estratégica o meramente táctica, lo cierto es que la inesperada jugada de Ferraz elevaba considerablemente el precio que habrían de pagar sus compañeros andaluces si cerraban en el Parlamento autonómico la puerta por la que su partido se había marchado en el Congreso. Aunque la propuesta de Rodríguez y Maíllo era muy anterior a la espantada socialista, el abandono del pacto nacional bajo la bandera del 5 por ciento era para Podemos e Izquierda Unida un aliciente más para apretar las tuercas al Gobierno de Susana Díaz.

Animal de fondo

Lo que, un poco salvajemente, late en el fondo de este nuevo desencuentro entre las tres fuerzas de la izquierda andaluza es una desconfianza brutal, un abismo insalvable por razones desde luego electorales –Podemos e IU necesitan crecer pero solo pueden hacerlo a costa del PSOE y este a su vez necesita aguantar– pero también de otro tipo: históricas, doctrinales, coyunturales e incluso… personales… Antonio Maíllo y Teresa Rodríguez no pueden tener peor opinión de la presidenta andaluza y ésta les corresponde con la misma moneda. La tinta con que se escriben las páginas más interesantes de la política no siempre es la de mejor calidad.