Oferta de empleo público y gratuidad de las matrículas universitarias para los alumnos que aprueben todos los créditos fueron los compromisos más llamativos anunciados por Susana Díaz en los debates sobre el estado de la comunidad celebrados en octubre de 2016 y junio 2017, respectivamente. En el último celebrado, en noviembre pasado, también hubo compromisos de Díaz pero con menos atractivo para acaparar las portadas.

Todos se preguntan qué carta se guarda la presidenta para el debate cuyo inicio está previsto para las cuatro de esta tarde en el Parlamento de Andalucía. ¿Le comprará Susana Díaz a Podemos/Izquierda Unida alguna de sus propuestas sociales, como el blindaje presupuestario de la educación o la protección salarial efectiva de los trabajadores de las contratas de la Junta? ¿Acelerará de modo visible la presidenta el cumplimiento de los compromisos legislativos firmados con Ciudadanos en el pacto de investidura? ¿Le hará algún guiño al PP, que ha hecho de la sanidad pública su caballo de batalla? ¿Lanzará alguna propuesta de resolución, por ejemplo sobre financiación autonómica, a la que la oposición no pueda decir que no?

El runrún

Lo que es casi seguro es que el posible adelanto electoral, tema recurrente en todas las sesiones de control a la presidenta de los últimos meses, volverá aparecer de un modo u otro en las intervenciones de los líderes de la oposición. De hecho, al menos desde el último trimestre de 2017 el runrún del adelanto electoral ha estado presente en el debate público andaluz, sin que el reiterado rechazo de Susana Díaz a tal hipótesis haya convencido a sus oponentes.

Es lógico ese férreo escepticismo, ya que en este debate la oposición siempre juega con ventaja sobre la presidenta, pues si esta tiene en mente el adelanto, no lo va a decir con tanta antelación; y si finalmente no hubiera adelanto, el precio que pagaría la oposición por haberse equivocado en su pronóstico sería irrelevante. No es raro, pues, que el del adelanto sea uno de los juegos favoritos de cualquier oposición: de un modo u otro, siempre gana.

La tarjeta

Aun así, en las valoraciones anticipadas sobre el debate que hacían ayer los portavoces de PP, Podemos e Izquierda Unida no hubo ninguna alusión a ese adelanto que, sin embargo, han venido dando por seguro desde hace meses.

El PP, en todo caso, sí aportó una novedad al calentar el debate con una leña más policial que política: ayer, víspera del debate, denunciaba el uso de tarjetas de crédito de la extinta Fundación Andaluz Fondo de Formación y Empleo (Faffe) “para pagar los servicios de un club de alterne", según habría declarado a la Guardia Civil el dueño del establecimiento.

El consejero de Empleo, Javier Carnero, replicaba horas después que sólo había una tarjeta y que el gasto que se hizo con ella ascendió a 1.563 euros entre los años 2008 y 2010.

Manos tendidas

Mientras tanto, en lo que sí insisten todos, Gobierno y oposición, es en su disposición a acudir al debate con la mano tendida para llegar a acuerdos. La presidenta pondrá sobre la mesa propuestas que permitan “traducir las macrocifras económicas en bienestar de los ciudadanos” con propuestas viables, mientras que la oposición propondrá más bien soluciones, que en el caso del PP serán preferiblemente inviables mientras que en el caso de IU y Podemos está por ver.

Desde luego, el blindaje de la educación garantizando por ley un 5 por ciento del presupuesto del PIB ni es –con todos los matices que se quiera– económicamente inviable ni resulta ideológicamente incómoda para votantes y dirigentes socialistas.

Pero la lógica de la política no siempre es la del sentido común. Todo gobernante sabe bien que todo aquello que conceda a la oposición, aun siendo bueno para los ciudadanos, podrá ser utilizado algún día en su contra por aquellos a quienes se lo concedió. De ahí la conocida querencia del poder a robarle sus mejores ideas a la oposición para luego presentarlas como propias. Habrá, así pues, que estar atentos.