Quien ganó está perdiendo y quien perdió está ganando. Nadie discute en el Partido Socialista la paradójica situación que vive la organización once meses después de celebrarse las primarias y un año después del pistoletazo de salida de un traumático proceso que daría la victoria a Pedro Sánchez e infligiría a Susana Díaz la mayor derrota de toda su carrera política.

La visita el pasado martes de Pedro Sánchez a la Feria de Abril fue un buen termómetro para recoger impresiones de dirigentes y exdirigentes pero también de militantes de base. E incluso entre periodistas de Madrid que hacen información política y conocen de cerca el día a día de Ferraz.

Todos sin excepción coinciden en el bajo tono político de una dirección que, desde el congreso federal que oficializó la victoria de Sánchez, ha tenido las manos libres para marcar estrategias sin necesidad de consensuarlas con las direcciones regionales.

Sensación de pesimismo

Entre los socialistas andaluces las sensaciones son muy pesimistas sobre la deriva de su partido a nivel nacional, pero muy optimistas sobre lo que puede ocurrir en Andalucía cuando dentro de un año, si no antes, se convoquen elecciones. Todas las encuestas coinciden: el PSOE de Susana Díaz se mantiene por encima del 30 por ciento y hasta rozando el 35 en algunos sondeos, mientras que el PSOE de Pedro Sánchez no logra superar el 22 o 23 por ciento.

¿Qué ha pasado en estos once meses? “Que Susana ha sabido tragarse la derrota y centrarse en la gestión de los problemas que preocupan a los andaluces”. ¿Y Pedro? “Que parece que creyó que un partido como este puede dirigirse de verdad sin contar con nadie más que los cuatro fieles al secretario general”.

Pero no todas las opiniones son unánimes sobre lo que pueda suceder en las próximas generales. “El PSOE puede hacer un papel más que digno en las legislativas, sobre todo teniendo en cuenta que Podemos sigue a la baja y no tiene pinta de recuperarse; a poco bien que hagan las cosas, Pedro puede salvar la cara sin problemas”.

El flanco patriótico

Un militante pedrista andaluz creía, en cambio, que Susana Díaz sigue siendo el problema: “Está esperando su momento, y así no es posible recomponer la confianza”. Aun así, este interlocutor reconocía que la presidenta andaluza se ha recuperado de un modo asombrosamente rápido del doloroso batacazo de mayo de 2017.

En el PSOE andaluz están tranquilos. “Ciudadanos aquí nos roba poco, el flanco patriótico está perfectamente cubierto por Susana, en la cuestión territorial a ella se la entiende perfectamente pero a Pedro no se le entiende, y eso cuando a aparece”, reflexionaba un miembro de la Ejecutiva Regional.

Pese al tono crítico, ya no se aprecia en relación a Sánchez la acritud de un año atrás. En algunos reina la decepción por la deriva del partido, que consideran errática, y en otros perdomina la satisfacción un poco amarga de haber acertado en sus negras previsiones sobre la capacidad política de Sánchez: “Yendo contra todo, con el sistema, contra el Ibex, contra Susana, contra la derechización del partido, yendo contra todo eso le fue bien, cuando todo eso ha desaparecido no sabe qué hacer, lo estamos viendo”.