Este año todavía no se ha hecho público, o a mí no me ha llegado, ningún pronóstico metereológico de la próxima Semana Santa, pero tengo la práctica seguridad de que, en 2018, las procesiones van a volver a salir en catamarán en la práctica totalidad de España. Las razones de ese barrunto sociometeorológico son varias y todas de peso: que parece haberse roto el ciclo de la sequía y, en consecuecia, haberse liberado la atracción hidrológica de la Sierra de los Alcornocales y del Veleta y que los rituales cristianos de la Pascua Florida merecen un castigo del Cielo por haber un obispo católico comparado a las mujeres con el Maligno volviendo así a la vieja tradición misogínica de las  religiones monoteístas y, cuando ocurre una de estas salidas de madre, se desmadra la ciclogénesis explosiva y nos volvemos hidroplurigénicos contra todas las leyes del Calendario Zaragozano y se precipita el ciclo regido por la Virgen de la Cueva de modo que los pasos, los palios y sus santos titulares no tendrán más remedio que regatear las inclemencias meterorológicas.    

Así que esta y la próxima semana van a ser las dos primeras de pasiones hasta que llegue la tercera, que será la propiamente semanasantera, aunque en las tres se van a derrochar veras y acaloramientos para defender las tesis propias y atacar las ajenas sobre la prisión permanente revisable al calor de los acontecimientos luctuosos que últimamente se han producido en nuestra nación. A tanto llega la disputa apasionada, que ha entrado en discusión interesada el significado y la oportunidad de la bufanda infantil azul que el ministro Zoido lució como trofeo en el funeral del niño Gabriel almeriense recientemente asesinado ni de si ese ministro perdió a uno de sus hijos en dolorosísimas circunstancias. Vaya espectáculo que los interesados han dado hoy jueves quince de marzo al respecto. Y lo que nos rondarás, morena…

El caso es que el numerito colectivo de prensa, políticos y equipos informativos de radio y televisión en Almería ha sido descomunalmente carroñero tocando casi todos con un palo en el culo metálico del cubo donde comen su dieta coprófila los cerdos del lugar. Y hay que ver el ritmo con el que sonaban las melodías y el son que traían acompasado en el tam-tam radiofónico de la tribu. ¡Anda que no ni nada! 

Y luego el rumor callejero (dicen que el padre tenía que estar metido en el ajo) y el desasosiego informativo: No puede ser que la tía lo tuviera tan ciego y tan engañado por muy bruja que fuera. Y el Pescaíto, angelico mío, tan fuera de todo, corderito pascual, sin enterarse de nada, Iesus Nazarenum Rex Iudeorum. Pobre madre, que nunca tenga que pasar una por eso. Mira si no,  el ministro gordico ese; que también perdió un hijo en un accidente, con qué propiedad llevaba la bufanda en el cortejo, con una mano y a la Soraya con la otra. Eso son lutos, duelos y quebrantos. Con los padres de las otras víctimas recientes, apoyando la prisión permanete revisable y el gentío en el templo y en la calle, y el chiquillerío del  Instituto, chilla que te chilla, pidiendo la pena de muerte. Ecce mulier, ahí la tenéis, es toda vuestra.

Semanas de Pasión, primavera cercana, Pascua Florida, lirios y crisantemos, roscos de Jesús y María, torrijas con miel, vino, huevo y azúcar. Potaje de Semana Santa, garbanzos, bacalao y espinacas. Acelgas y espinas coronando a la bruja del cuento de Gloria Fuertes y del poema de Goytisolo: Había una vez / un príncipe malo, / una bruja hermosa / y un pirata honrado. / Todas esas cosas / había una vez  / en que yo soñaba / un mundo al revés.

Alguna de estas tragedias rurales del Campo de Níjar fue la que pudo inspirar a Federico García Lorca para escribir Bodas de Sangre solo que ahora la historia tiene la modernidad que le confiere la actualidad de la inmigración Americana a Europa, por lo que Andalucía, la Isla de Alborán y el eje Este / Oeste  del Mediterráneo han sido desplazados por el escenario Atlántico y su eje Este / Oeste sobre el que Donald Trump, en su propio continente, Dios lo confunda, está procurando ejercer sus designios y quimeras en forma de Gran Muralla China.