Podemos se ha propuesto que, aun después de muerto, el escritor almeriense Agustín Gómez Arcos sea profeta en su tierra de origen, como lo fue en su tierra de acogida, donde en dos ocasiones fue finalista del Goncourt, su novela Lenfant pain llegó a ser lectura obligada en los liceos franceses y en 1985 fue distinguido por François Miterrand, presidente de la República Francesa, con el título de Caballero de las Artes y las Letras.

El próximo 20 de marzo se cumplen 20 años del fallecimiento del escritor, “uno de los creadores más relevantes que dio Andalucía en la segunda mitad del siglo XX y cuya figura consideramos necesario –dice la proposición– sustraer del ostracismo y el abandono institucional a los que ha sido relegada”.

Una gloria... de Francia

Los importantes reconocimientos en Francia, recuerda Podemos, “contrastan con la insistente dejadez de las autoridades españolas, tanto en el franquismo como en el periodo democrático. Su obra, especialmente sus novelas, fueron traducidas con gran éxito a multitud de lenguas, mientras que en España sigue siendo un perfecto desconocido. Aún hoy la mayoría de las tesis doctorales sobre su figura se siguen realizando en el extranjero”.

A pesar de que el propio Mitterrand le ofreció la nacionalidad francesa, “nunca renunció a su españolidad, y la temática, tanto de su teatro como de sus novelas, siempre versó sobre España, y sobre la opresión de la dictadura franquista y de los diversos poderes del Estado Español”.

La proposición

La proposición pide al Parlamento de Andalucía que inste al Consejo de Gobierno a realizar las siguientes acciones: un homenaje institucional a Agustín Gómez Arcos en Enix, su localidad de nacimiento, con motivo del 20 aniversario de su fallecimiento; promover en el próximo curso escolar 2018/2019 el desarrollo de medidas, actuaciones y actividades curriculares y complementarias que pongan en valor su obra en todos los centros educativos públicos de Almería; organizar, a través del Centro Andaluz de las Letras, actividades en homenaje a Agustín Gómez Arcos; difundir, a través de la Red de bibliotecas públicas de Andalucía (RBPA), el 20 aniversario del fallecimiento de Agustín Gómez Arcos, mediante materiales gráficos de difusión o mediante actividades específicas; y finalmente crear una comisión de trabajo de la Consejería de Cultura para organizar un gran homenaje a nivel andaluz a su figura en el año 2023, cuando se celebrará el 25 aniversario de su fallecimiento.

Una vida difícil

Agustín Gómez Arcos nació en 1933 en el pueblo alpujarreño de Enix y estudió bachillerato en Almería, donde contó con el estímulo y el apoyo de la profesora Celia Viñas, otra persona fundamental para la historia cultural de nuestra tierra, quien le animó a leer a los clásicos y que fue imprescindible para cimentar la vocación literaria del autor, dice la exposición de motivos de la proposición. Por tanto, "cualquier reconocimiento que se le haga a Agustín Gómez Arcos habrá de serlo también a la labor de Celia Viñas, ejemplo, en femenino, de la dignidad que extienden tanto la educación como la cultura en tiempos de oscuridad".

Inició sus estudios y publicó su primer libro de poemas en Barcelona, pero fue en Madrid donde se convirtió, en opinión de destacados críticos del momento como José Monleón y Ricardo Domenech, en uno de los más destacados creadores contemporáneos de teatro, junto a Alfonso Sastre, Buero Vallejo y Lauro Olmo.

Un creador comprometido

En tiempos tan complicados para la libertad de creación, siempre estuvo comprometido políticamente con el antifranquismo. Por ello, algunas de sus obras, a pesar de obtener los más importantes premios, permanecieron inéditas, no pudiendo ser estrenadas por prohibición de la censura. Otras sí alcanzaron la representación, pero fueron siempre expurgadas y frecuentemente mutiladas. Por ejemplo, Diálogos de la Herejía (1962) obtuvo dos importantes Premios Nacionales que le fueron retirados y su representación fue prohibida hasta transcurridos dos años, cuando finalmente se representó, pero mutilada. Siendo Federico Carlos Sainz de Robles presidente del Jurado del Premio Lope de Vega -el más prestigioso del momento-, en 1966 obtuvo dicho galardón con su obra Queridos míos, es preciso contaros ciertas cosas, cuyo estreno nunca permitió la censura.

Cansado y desmotivado por tantos obstáculos, escribió una carta al Ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, comunicándole que, acosado por la censura y no pudiendo representar sus obras, se marchaba de España en busca de una lengua y un país en el que pudiera escribir con libertad.

Adiós a España

En junio de 1966 marchó a Londres, donde permaneció solo dos años, y de allí a París, cuna de la cultura y el arte europeos y, en estos años, en plena efervescencia contracultural. Aprendió francés y escribió incansablemente. En esos años trabajó de camarero en la Sala de Café Teatro L’Odeon, donde representantes de una prestigiosa editorial francesa le encargaron la escritura de una novela. Se desplazó temporalmente a Atenas para escribir Lagneau carnivore, que obtuvo un clamoroso éxito de público y crítica.

Es tiempo ahora, con motivo del inminente 20 aniversario de su muerte, “de que Andalucía enmiende ese error histórico y conceda un reconocimiento merecido a un hijo de la Alpujarra almeriense que supo convertirse en autor universal y que, a su vez, encarna a tantos y tantos represaliados y represaliadas por la dictadura franquista y la amnesia posterior, que tuvieron que exiliarse para poder crear en libertad”.