Mejor al grano: cuando la derecha andaluza se queda tartamuda por las encuestas y (es un clamor) a Huanma Bonilla le hacen pedorretas los propiamente suyos, llega la izquierda de la izquierda y clama contra los señoritos socialistas y contra el voto cautivo. No es casualidad: A las derechas de las derechas andaluzas y a las izquierdas de las izquierdas andaluzas les está yendo a peor en la cosa de la intención de voto. Y se dan (supongo) consuelo mutuo, por donde más les gusta.

La izquierda de la izquierda tuvo sus días de gloria andaluces. Todos sin excepción, abrazados a la derecha, a la pinza, a Javier Arenas. Tan feliz Javier, más feliz Luis Carlos Rejón, posando para los fotógrafos. No había duda: en el 94 supimos que para la izquierda de la izquierda la revolución pendiente consistía en alfombrarle el camino al triunfo de la derecha y acabar así de una maldita vez con la peste socialista, que tanto daño y tanta carretera (incluso sin peaje) ha hecho en Andalucía.

El patrón se repite: Rejón era un pijo con estudios que quería redimirse de sus devaneos universitarios  con la extrema derecha ayudando a los obreros a tener conciencia de clase.  La izquierda de la izquierda de ahora viene  copada por profesores, funcionarios, catedráticos e ilustrados varios que hacen su apostolado en una suerte de nuevo despotismo: para el pobre pero sin el pobre, especialmente en los puestos de salida de las listas.

Se han  ganado sus oposiciones, sus cátedras, sus sueldos de funcionarios a final de mes y una admirable disposición para pedirse excedencias y dedicarse a señalar el camino a los proscritos.  Eso sí, sin se acerquen demasiado, que suele resultar pringoso.

Un profesor de la izquierda de la izquierda se encuentra (o recibe) a un pobre, y le pregunta entre lágrimas de temblorosa abnegación;

-¿Y a usted qué le pasa?

- Que vengo a trabajar 14 horas y gano seiscientos euros.

-Eso es intolerable, dice el intelectual de la izquierda de la izquierda.

--La culpa será de Rajoy, dice el pobre en su espontaneidad manipulada por los medios.

--No hombre no, craso error. La ceguera del que no sabe es peor que la ceguera del que no ve.  La culpa la tienen los señoritos socialistas andaluces, lo saben hasta en Venezuela.

-- Pues no sabe usted, la alegría que me produce saberlo. ¿Y ahora qué?

--Nada, ahora mismo me pongo a ello. Mañana doy una conferencia y concedo tres entrevistas y menuda la voy a liar.

--Hombre, siendo así, no sabe usted lo tranquilo que me voy.

Y así es como el profesor, catedrático, funcionario, intelectual de la izquierda de la izquierda se lanza a las redes a contar su éxito evangelizador y recibir un chorro de onanismo intelectual. Entre los millones y millones de “me gusta” hay uno de Huanma Moreno Bonilla: “señoritos socialistas, Juancar, ni yo lo hubiera mejorado”. En la dictadura se podía leer mucho  de la Andalucía “limpia y alegre”. Monedero lo ha mejorado: “queja cantada y alegría de vivir”. La izquierda de la izquierda que tanto se gusta en la derecha de la derecha.