El incendio no está controlado en el nunca hegemónico pero siempre poderoso PP de Jaén. A la baja como militante del alcalde de Porcuna y líder del sector crítico del partido, Miguel Moreno, se sumaban ayer las de los alcaldes de otros dos pueblos más: Cárcheles y Aldeaquemada. Y no solo ellos. Al menos cuatro alcaldes más están sopesando también si dan el portazo: los de Santa Elena, Torres, Jamilena y Arquillos.

Simultáneamente, las direcciones locales de un puñado más de pueblos donde el PP tiene una presencia significativa aunque no gobierna no descartan seguir los pasos de Moreno: Beas de Segura, Albanchez de Mágina, Quesada, Ibros, Santiago de Calatrava, Benatae…

A un año de las elecciones

Ni el presidente provincial y alcalde de Santisteban del Puerto, Juan Diego Requena, ni el presidente regional, Juanma Moreno, han logrado hasta ahora frenar una hemorragia que el partido no se puede permitir a poco más de un año de las municipales y después de haber perdido en 2015 medio centenar de concejales y seis puntos largos sobre lo conquistado cuatro años antes, cuando rozó el 38 por ciento de los votos y sumó 408 ediles y cerca de 150.000 votos.

Un nuevo retroceso en 2019 sería letal para la dirección provincial, elegida en mayo pasado en el contexto de una encarnizada batalla interna desencadenada después de que el partido le cerrara estatutariamente el paso a la reelección al hasta entonces líder indiscutido, exalcalde de la capital y hoy secretario de Estado de Hacienda, José Enrique Fernández de Moya. En el congreso ganó el candidato promovido por De Moya, pero lo hizo por la mínima y bajo sospechas de pucherazo que su oponente Miguel Moreno quiere dirimir en los tribunales de justicia.

Victoria muy ajustada

Como se sabe, Requena ganó la presidencia del PP provincial con un resultado muy ajustado: lo votaron 421 compromisarios frente a los 376 que respaldaron a Moreno. Sin embargo, solo un mes antes, en la primera vuelta Miguel Moreno demostró ser el preferido de la militancia: logró el 55,93 % de los votos directos de los afiliados, frente al 43,87 % de Requena, 12 puntos menos.

Según el sistema de primarias blindadas instaurado por el PP, al ser diferencia entre ambos inferior a 15 puntos la batalla debía dirimirse con una segunda vuelta durante el congreso, donde la composición del colectivo de compromisarios no guarda una proporcionalidad con la masa de afiliados.