Cuenta el periodista de la BBC Mark Thompson en su libro ‘Sin palabras’, refiriéndose tanto a laboristas como a conservadores, “el regocijo con el que la prensa británica se abalanzaba sobre cualquier cosa que pudiera interpretarse como un indicio de desunión dentro de un partido”. Los socialistas españoles pueden certificar sin ningún género de dudas que el glosado por Thompson no es un rasgo específicamente británico. Ni mucho menos.

Los periodistas que, hoy en Sevilla, buscaban grietas en el trato que mutuamente se dispensaron Pedro Sánchez y Susana Díaz se han marchado a sus redacciones de vacío. Han podido encontrar cierta frialdad, alguna circunspección, determinada distancia aunque más de lenguaje corporal que de lenguaje propiamente dicho… y poco más. Antes de exhibirse públicamente camino de la tribuna del foro del grupo periodístico andaluz Joly, ambos líderes departieron durante una escasa media hora –que probablemente debió de hacérseles eterna– en un reservado del hotel donde se desarrollaba el acto.   

Un buen discurso

Tras una cálida presentación de la periodista Pilar del Río y ante un nutrido grupo de empresarios, agentes sociales y destacados dirigentes tanto de la nomenclatura socialista andaluza como de las huestes sanchistas, Pedro Sánchez hizo un buen discurso en el que la principal novedad fue una propuesta educativa que seguía la estela de una iniciativa ya en vigor en Andalucía: prometió implantar progresivamente en cuatro años la gratuidad de la primera matrícula universitaria.

Aunque no lo dijo expresamente, la medida complementa la gratuidad de la matrícula en las universidades andaluzas para los alumnos que aprueben todos los créditos. Implementada recientemente, en realidad fue anunciada por Susana Díaz en su campaña de las primarias.

Piropos varios

No fue el único guiño público de Sánchez a Díaz, cuyas políticas elogió en varias ocasiones y de quien dijo que “hay que escucharla porque suele atinar en sus opiniones”. ¿Eran sinceros los piropos del secretario general? Miembros de uno y otro ‘bando’ consultados por EL PLURAL se mostraron tan convencidos de su falta de sinceridad como complacidos de escucharlos.

La posguerra socialista será larga, sin duda, pero la infantería de uno y otro lado la llevará con mucho mejor ánimo si el mariscal vencedor y la comandante vencida guardan las formas. Y las están guardando.

Rivera ya no es Rivera

Sánchez fue muy crítico tanto con el PP como con Ciudadanos, a los que se refirió como ‘el tándem de la derecha’, pero detuvo sus reproches ante la línea roja del abismo territorial. Sobre Cataluña y la restauración de la normalidad constitucional, el PSOE seguirá estando con el Gobierno, dijo Sánchez.

No así en materia social o fiscal. Este año va a haber una merma ingresos fiscales de 2.000 millones y además no se mejoran partidas como la educación o la sanidad: por tanto, recalcó el líder socialista, el PSOE nunca apoyará los Presupuestos Generales, que el PP no logra sacar adelante. Si a ello se añaden los “retrocesos en igualdad, regeneración democrática o política territorial”, que sepa Rajoy que con tales políticas no podrá contar con el Grupo Socialista.

Marlene Wind en Sevilla

Y de Podemos ¿qué? ¿Debemos entender que ha dejado de ser el ‘socio preferente’ que era hace solo unos meses? La pregunta se la formuló a bocajarro el director del diario de Sevilla, José Antonio Carrizosa, que vino a desempeñar ante Sánchez el inquisitivo papel que 24 horas había desempeñado en Copenhague y ante Carles Puigdemont la profesora Marlene Wind.

No es que las preguntas del periodista fueran particularmente comprometidas, sino que el invitado pareció que no se las esperaba, como si, al igual que Puigdemont en la universidad danesa, hubiera dado Pedro Sánchez por supuesto que los anfitriones no le formularían preguntas embarazosas. Pues bien: se las formularon.

Podemos, según y cómo

Una de esas cuestiones incómodas fue esa relativa a Podemos, pero Sánchez salió de ella ileso esgrimiendo esta hábil respuesta: Podemos sigue siendo socio preferente en lo social pero no lo es en lo territorial.

A Sánchez, por lo demás, se le entendió muy bien al hablar de Cataluña (“debe pasar la página negra de Puigdemont y abrir una legislatura constitucional”). No obstante, salió menos airoso al desvelar qué habría hecho él si hubiera sido presidente (“hablar de los 21 puntos que intentaron negociar Mas y Puigdemont”) que al exponer sus reproches a Rajoy (“con su inacción no solo ha dejado abandonados a los independentistas, sino también a la gente que no lo es”).

Preguntas y más preguntas

Para satisfacción de los asistentes en general, disfrute de los dirigentes susanistas en particular y enfado de la representación sanchista en especial, no hubo interrogante fastidioso que el periodista Carrizosa no le trasladara a Sánchez: Podemos pierde votos pero no van a parar al PSOE; si Ciudadanos es tan derechas, cómo es que Susana Díaz gobierna tan ricamente con ellos en Andalucía; usted se situó en las primarias a la izquierda y dejó a Díaz en la derecha, pero quien gana elecciones es ella, y no los vascos, catalanes o castellanos; cómo es que no habla con Felipe González y Albert Rivera sí lo hace; no ha venido mucho por Andalucía, ¿va a venir más?...

“Pocos osos venimos por este bar pero, con estos precios, menos aún que vamos a venir”, pudo haber pensado Pedro Sánchez de haber conocido el viejo chiste. Y de tener sentido del humor, claro.